The Poems of Octavio Paz
5.
Ahora tienes la forma de un puente
Bajo tus arcos navega nuestro cuarto
Desde tu pretil nos vemos pasar
Ondeas en el viento más luz que cuerpo
En la otra orilla el sol crece al revés
Sus raíces se entierran en el cielo
Podríamos ocultarnos en su follaje
Con sus ramas prendemos una hoguera
El día es habitable
6.
El frío ha inmovilizado al mundo
El espacio es de vidrio El vidrio es de aire
Los ruidos más leves erigen
súbitas esculturas
El eco las multiplica y las dispersa
Tal vez va a nevar
tiembla el árbol encendido
Ya está rodeado de noche
Al hablar con él hablo contigo
Objetos y apariciones
A Joseph Cornell
Hexaedros de madera y de vidrio
apenas más grandes que una caja de zapatos.
En ellos caben la noche y sus lámparas.
Monumentos a cada momento
hechos con los desechos de cada momento:
jaulas de infinito.
Canicas, botones, dedales, dados,
alfileres, timbres, cuentas de vidrio:
cuentos del tiempo.
Memoria teje y destejo los ecos:
en las cuatro esquinas de la caja
juegan al aleleví damas sin sombra.
El fuego enterrado en el espejo,
el agua dormida en el ágata:
solos de Jenny Lind y Jenny Colon.
«Hay que hacer un cuadro—dijo Degas—
como se comete un crimen.» Pero tú construiste
cajas donde las cosas se aligeran de sus nombres.
Slot machine de visiones,
vaso de encuentro de las reminiscencias,
hotel de grillos y de constelaciones.
Fragmentos mínimos, incoherentes:
al revés de la Historia, creadora de ruinas,
tú hiciste con tus ruinas creaciones.
Teatro de los espíritus:
los objetos juegan al aro
con las leyes de la identidad.
Grand Hotel Couronne: en una redoma
el tres de tréboles y, toda ojos,
Almendrita en los jardines de un reflejo.
Un peine es un harpa
pulsada por la mirada de una niña
muda de nacimiento.
El reflector del ojo mental
disipa el espectáculo:
dios solitario sobre un mundo extinto.
Las apariciones son patentes.
Sus cuerpos pesan menos que la luz.
Duran lo que dura esta frase.
Joseph Cornell: en el interior de tus cajas
mis palabras se volvieron visibles un instante.
Vuelta
A José Alvarado
Mejor será no regresar al pueblo,
al edén subvertido que se calla
en la mutilación de la metralla.
Ramón López Velarde
Voces al doblar la esquina voces
entre los dedos del so sombra y luz
casi líquidas Silba el carpintero
silba el nevero silban
tres fresnos en la plazuela Crece
se eleva el invisible
follaje de los sonidos Tiempo
tendido a secar en las azoteas
Estoy en Mixcoac En los buzones
se pudren las cartas Sobre la cal del muro
la mancha de la buganvilla aplastada por el sol
escrita por el sol morada caligrafía pasional
Camino hacia atrás hacia lo que dejé
o me dejó Memoria
inminencia de precipicio balcón
sobre el vacío Camino sin avanzar
estoy rodeado de ciudad Me falta aire
me falta cuerpo me faltan
la piedra que es almohada y losa
la yerba que es nube y agua
Se apaga el ánima Mediodía
puño de luz que golpea y golpea
Caer en una oficina o sobre el asfalto
ir a parar a un hospital la pena de morir así
no vale la pena Miro hacia atrás
ese que pasa ya no es sino bruma
Germinación de pesadillas
infestación de imágenes leprosas
en el vientre los sesos los pulmones
en el sexo del templo y del colegio
en los cines impalpables poblaciones del deseo
en los sitios de convergencia del aquí y el allá
el esto y el aquello en los telares del lenguaje
en la memoria y sus moradas
pululación de ideas con uñas y colmillos
multiplicación de razones en forma de cuchillos
en la plaza y en la catacumba
en el pozo del solitario
en la cama de espejos y en la cama de navajas
en los albañales sonámbulos
en los objetos del escaparate
sentados en un trono de miradas
Madura en el subsuelo
la vegetación de los desastres Queman
millones y millones de billetes viejos
en el Banco de México En esquinas y plazas
sobre anchos zócalos de lugares comunes
los Padres de la Iglesia cívica
cónclave taciturno de Gigantes y Cabezudos
ni águilas ni jaguares los licenciados zopilotes
los tapachiches alas de tinta mandíbulas de sierra
los coyotes ventrílocuos traficantes de sombra
los beneméritos el cacomixtle ladrón de gallinas
el monumento al Cascabel y a su víbora
los altares al máuser y al machete
el mausoleo del caimán con charreteras
esculpida retórica de frases de cemento
Arquitecturas paralíticas barrios encallados
jardines en descomposición médanos de salitre
baldíos campamentos de nómadas urbanos
hormigueros gusaneras ciudades de la ciudad
costurones de cicatrices callejas en carne viva
Ante la vitrina de los ataúdes Pompas Fúnebres
putas pilares de la noche vana
Al amanecer
en el bar a la deriva el deshielo del enorme espejo
donde los bebedores solitarios
contemplan la disolución de sus facciones
El sol se levanta de su lecho de huesos
El aire no es aire ahoga sin brazos ni manos
El alba desgarra la cortina Ciudad
montón de palabras rotas
El viento
en esquinas polvosas hojea los periódicos
Noticias de ayer más remotas
que una tablilla cuneiforme hecha pedazos
Escrituras hendidas lenguajes en añicos
se quebraron los signos
se rompió
atl tlachinolli
agua quemada
No hay centro
plaza de congregación y consagración
no hay eje dispersión de los años
desbandada de los horizontes Marcaron a la ciudad
en cada puerta en cada frente
el signo $
Estamos rodeados He vuelto adonde empecé
¿Gané o perdí? (Preguntas
¿qué leyes rigen éxito y fracaso?
Flotan los cantos de los pescadores
ante la orilla inmóvi
l Wang Wei al Prefecto Chang
desde su cabaña en el lago Pero yo no quiero
una ermita intelectual
en San Ángel o en Coyoacán) Todo es ganancia
si todo es pérdida Camino hacia mí mismo
hacia la plazuela El espacio está adentro
no es un edén subvertido es un latido de tiempo
Los lugares son confluencias aleteo de presencias
en un espacio instantáneo Silba el viento
entre los fresnos surtidores
luz y sombra casi líquidas voces de agua
brillan fluyen se pierden me dejan en las manos
un manojo de reflejos Camino sin avanzar
Nunca llegamos Nunca estamos en donde estamos
No el pasado el presente es intocable
A la mitad de esta frase . . .
No estoy en la cresta del mundo. El instante
no es columna de estilita, no sube
desde mis plantas el tiempo, no estalla
en mi cráneo en una silenciosa explosión negra,
iluminación idéntica a la ceguera.
Estoy en un sexto piso, estoy
en una jaula colgada del tiempo.
Sexto piso: marea y martilleo,
pelea de metales, despeñavidrierío,
motores con rabia ya humana. La noche
es un rumor que se desgaja, un cuerpo
que al abrazarse se desgarra. Ciega,
religa a tientas sus pedazos, junta
sus nombres rotos, los esparce.
Con las yemas cortadas
se palpa en sueños la ciudad.
No estoy en el crucero: elegir
es equivocarse. Estoy
en la mitad de esta frase. ¿Hacia dónde me lleva?
Retumba de tumbo en tumbo, hechos y fechas,
mi nacicaída: calendario que se desmiembra
por las concavidades de mi memoria.
Soy el costal de mis sombras.
Declive
hacia los senos fláccidos de mi madre.
Colinas arrugadas, lavadas lavas,
llano de llanto, yantar de salitre.
Dos obreros abren el hoyo. Desmoronada
boca de ladrillo y cemento. Aparece
la caja desencajada: entre tablones hendidos
el sombrero gris perla, el par de zapatos,
el traje negro de abogado. Huesos, trapos, botones:
montón de polvo súbito a los pies de la luz.
Fría, no usada luz, casi dormida,
luz de la madrugada recién bajada del monte,
pastora de los muertos. Lo que fue mi padre
cabe en ese saco de lona que un obrero me tiende
mientras mi madre se persigna. Antes de terminarse
la visión se disipa: estoy en la mitad,
colgado en una jaula, colgado en una imagen.
El origen se aleja, el fin se desvanece.
No hay fin ni principio: estoy en la pausa,
no acabo ni comienzo, lo que digo
no tiene pies ni cabeza. Doy vueltas en mí mismo
y siempre encuentro los mismos nombres,
los mismos rostros y a mí mismo no me encuentro.
Mi historia no es mía: sílaba de esa frase rota
que en su delirio circular repite la ciudad, repite.
Ciudad, mi ciudad, estela afrentada,
piedra deshonrada, nombre escupido.
Tu historia es la Historia: destino
enmascarado de libertad, estrella
errante y sin órbita, juego
que todos jugamos sin saber las reglas,
juego que nadie gana, juego sin reglas,
desvarío de un dios especulativo, un hombre
vuelto dios tartamudo. Nuestros oráculos
son los discursos del afásico, nuestros profetas
son videntes con anteojos. Historia:
ir y venir sin fin, sin comienzo.
Nadie ha ido allá, nadie
ha bebido en la fuente, nadie
ha abierto los párpados de piedra del tiempo, nadie
ha oído la primera palabra, nadie oirá la última,
la boca que la dice habla a solas, nadie
ha bajado al hoyo de los universos, nadie
ha vuelto del muladar de soles. Historia:
basurero y arco iris. Escala
hacia las altas terrazas: siete notas
desvanecidas en la claridad. Palabras sin sombra.
No las oímos, las negamos, dijimos que no existían:
nos quedamos con el ruido. Sexto piso:
estoy en la mitad de esta frase: ¿hacia
dónde me lleva? Lenguaje despedazado.
Poeta: jardinero de epitafios.
Petrificada petrificante
Terramuerta terrisombra nopaltorio temezquible
lodosa cenipolva pedrósea fuego petrificado
cuenca vaciada el sol no se bebió el lago
no lo sorbió la tierra el agua no regresó al aire
los hombres fueron los ejecutores del polvo
el viento se revuelca en la cama fría del fuego
el viento en la tumba del agua
recita las letanías de la sequía el viento
cuchillo roto en el cráter apagado el viento
susurro de salitre
El sol
anicorazol centrotal caledadoro se partió
la palabra que baja en lenguas de fuego se quebró
el cuento y la cuenta de los años
el canto de los días fue lluvia de chatarra
pedregal de palabras silabarios de arena
gritos machacados talómordaz afrenoboz alrronzal
caídos caínes neblinosos abeles en jirones
sectarios sicarios idólatras letrados
ladinos ladrones ladridos del can tuerto
el guía de los muertos perdido
en los giros del Ombligo de la Luna
Valle de México boca opaca
lava de bava desmoronado trono de la Ira
obstinada obsidiana petrificada
petrificante Ira
torre hendida
talla larga como un aullido pechos embadurnados
frente enfoscada mocosangre verdeseca
Ira
fijeza clavada en una herida iranavaja cuchimirada
sobre un país de espinas y de púas
Circo de montes
teatro de las nubes mesa del mediodía
estera de la luna jardín de planetas
tambor de la lluvia balcón de las brisas
silla del sol juego de pelota de las constelaciones
Imágenes reventadas imágenes empaladas
salta la mano cortada salta la lengua arrancada
saltan los senos tronchados la verga guillotinada
tristrás en el polvo tristrás en el patio trasero
podan el árbol de sangre el árbol inteligente
Polvo de imágenes disecadas La Virgen
corona de culebras El Desollado
El Flechado El Crucificado
El Colibrí chispa con alas
tizónflor La Llama
que habla con palabras de agua La Señora
pechos de vino y vientre de pan horno
donde arden los muertos y se cuecen los vivos
La Araña hija del aire
en su casa de aire hila la luz
hila los días y los siglos El Conejo
viento esculpido en el espejo de la luna
Imágenes enterradas
en el ojo del perro de los muertos caídas
en el pozo cegado del origen to
rbellinos de reflejos
en el teatro de piedra de la memoria imágenes
girantes en el circo del ojo vaciado ideas
rojas verdes pardas enjambre de moscas
las ideas se comieron a los dioses los dioses
se volvieron ideas grandes vejigas de bilis
las vejigas reventaron los ídolos estallaron
pudrición de dioses fue muladar el sagrario
el muladar fue criadero brotaron ideas armadas
idearios ideodioses silogismos afilados
caníbales endiosados ideas estúpidas como dioses
perras rabiosas perras enamoradas de su vómito
Hemos desenterrado a la Ira
El anfiteatro del sol genital en un muladar
La fuente del agua lunar es un muladar
El parque de los enamorados es un muladar
La biblioteca es una madriguera de ratas feroces
La universidad es el charco de las ranas
El altar es la tramoya de Chanfalla
Los cerebros están manchados de tinta
Los doctores discuten en la ladronera
Los hombres de negocios
manos rápidas pensamientos lentos
ofician en el santuario
Los dialécticos exaltan la sutileza de la soga
Los casuistas hisopean a los sayones
Amamantan a la violencia con leche dogmática
La idea fija se emborracha con el contra
El ideólogo cubiletero afilador de sofismas
en su casa de citas truncadas
trama edenes para eunucos aplicados
bosque de patíbulos paraíso de jaulas
Imágenes manchadas
escupieron sobre el origen
carceleros del futuro sanguijuelas del presente
afrentaron el cuerpo vivo del tiempo
Hemos desenterrado a la Ira
Sobre el pecho de México tablas escritas por el sol
escalera de los siglos terraza espiral del viento
baila la desenterrada jadeo sed rabia
pelea de ciegos bajo el mediodía rabia sed jadeo
se golpean con piedras los ciegos se golpean
se rompen los hombres las piedras se rompen
adentro hay un agua que bebemos agua que amarga
agua que alarga más la sed
¿Dónde está el agua otra?
Nocturno de San Ildefonso
1.
Inventa la noche en mi ventana otra noche,
otro espacio: fiesta convulsa
en un metro cuadrado de negrura. Momentáneas
confederaciones de fuego, nómadas geometrías,