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=La existencia de la discordia es evidente=
Pepe Rey se encontraba turbado y confuso, furioso contra[20] los demas y contra si mismo, procurando indagar la causa de aquella pugna entablada a pesar suyo entre su pensamiento y el pensamiento de los amigos de su tia. Pensativo y triste, augurando discordias, permanecio breve rato sentado en el banco de la glorieta, con la barba apoyada en el pecho,[25] fruncido el ceno, cruzadas las manos. Se creia solo.
De repente sintio una alegre voz que modulaba entre dientes el estribillo de una cancion de zarzuela. Miro y vio a D. Jacinto en el rincon opuesto de la glorieta.
--iAh! Sr. de Rey--dijo de improviso el rapaz,--no[30] se lastiman impunemente los sentimientos religiosos de la inmensa mayoria de una nacion... Si no, considere usted 64 lo que paso en la primera revolucion francesa....
Cuando Pepe oyo el zumbidillo de aquel insecto, su irritacion crecio. Sin embargo, no habia odio en su alma[5] contra el mozalvete doctor. Este le mortificaba como mortifican las moscas; pero nada mas. Rey sintio la molestia que inspiran todos los seres importunos, y como quien ahuyenta un zangano, contesto de este modo:
--?Que tiene que ver la revolucion francesa con el manto[10] de la Virgen Maria?
Levantose para marchar hacia la casa, pero no habia dado cuatro pasos, cuando oyo de nuevo el zumbar del mosquito que decia:
--Sr. D. Jose, tengo que hablar a usted de un asunto que[15] le interesa mucho, y que puede traerle algun conflicto....
--?Un asunto?--pregunto el joven retrocediendo.--Veamos que es eso.
--Usted lo sospechara tal vez--dijo Jacinto, acercandose a Pepe, y sonriendo con expresion parecida a la de los[20] hombres de negocios, cuando se ocupan de alguno muy grave.--Quiero hablar a usted del pleito....
--?Que pleito?... Amigo mio, yo no tengo pleitos. Usted, como buen abogado, suena con litigios y ve papel sellado por todas partes.
[25] --?Pero como?... ?No tiene usted noticia de su pleito?--exclamo con asombro el nino.
--iDe mi pleito!... Cabalmente, yo no tengo pleitos, ni los he tenido nunca.
--Pues si no tiene usted noticia, mas me alegro de haberselo[30] advertido para que se ponga en guardia... Si, senor, usted pleiteara.
--Y ?con quien?
--Con el tio Licurgo y otros colindantes del predio llamado los _Alamillos_.
Pepe Rey se quedo estupefacto. 65
--Si senor--anadio el abogadillo.--Hoy hemos celebrado el Sr. Licurgo y yo una larga conferencia. Como soy tan amigo de esta casa, no he querido dejar de advertirselo[5] a usted, para que si lo cree conveniente, se apresure a arreglarlo todo.
--Pero yo ?que tengo que arreglar? ?Que pretende de mi esa canalla?
--Parece que unas aguas que nacen en el predio de usted[10] han variado de curso y caen sobre unos tejares del susodicho Licurgo y un molino de otro, ocasionando danos de consideracion. Mi cliente... porque se ha empenado en que le he de sacar de este mal paso... mi cliente, digo, pretende que usted restablezca el antiguo cauce de las aguas, para[15] evitar nuevos desperfectos y que le indemnice de los perjuicios que por indolencia del propietario superior ha sufrido.
--iY el propietario superior soy yo!... Si entro en un litigio, ese sera el primer fruto que en toda la vida me han dado los celebres Alamillos, que fueron mios, y que[20] ahora, segun entiendo, son de todo el mundo, porque lo mismo Licurgo que otros labradores de la comarca, me han ido cercenando poco a poco, ano tras ano, pedazos de terreno, y costara mucho restablecer los linderos de mi propiedad.
[25] --Esa es cuestion aparte.
--Esa no es cuestion aparte. Lo que hay--exclamo el ingeniero, sin poder contener su colera,--es que el verdadero pleito sera el que yo entable contra tal gentuza, que se propone sin duda aburrirme y desesperarme, para que[30] abandone todo y les deje continuar en posesion de sus latrocinios. Veremos si hay abogados y jueces que apadrinen los torpes manejos de esos aldeanos legistas, que viven pleiteando y son la polilla de la propiedad ajena. Caballerito, doy a usted las gracias por haberme advertido los ruines propositos de esos palurdos mas malos que Caco. 66 Con decirle a usted que ese mismo tejar y ese mismo molino en que Licurgo apoya sus derechos, son mios....
--Debe hacerse una revision de los titulos de propiedad[5] y ver si ha podido haber prescripcion en esto--dijo Jacintito.
--iQue prescripcion ni que....! Esos infames no se reiran de mi. Supongo que la administracion de justicia sea honrada y leal en la ciudad de Orbajosa....
--iOh, lo que es eso!--exclamo el letradillo con[10] expresion de alabanza. El juez es una persona excelente. Viene aqui todas las noches.... Pero es extrano que usted no tuviera noticias de las pretensiones del Sr. Licurgo. ?No le han citado aun para el juicio de conciliacion?
--No.
[15] --Sera manana.... En fin, yo siento mucho que el apresuramiento del Sr. Licurgo me haya privado del gusto y de la honra de defenderle a usted, pero como ha de ser.... Licurgo se ha empenado en que yo le he de sacar de penas. Estudiare la materia con el mayor detenimiento. Estas[20] picaras servidumbres son el gran escollo de la jurisprudencia.
Pepe entro en el comedor en un estado moral muy lamentable. Vio a dona Perfecta hablando con el Penitenciario, y a Rosarito sola, con los ojos fijos en la puerta.[25] Esperaba sin duda a su primo.
--Ven aca, buena pieza--dijo la senora, sonriendo con muy poca espontaneidad.--Nos has insultado, gran ateo; pero te perdonamos. Ya se que mi hija y yo somos dos palurdas incapaces de remontarnos a las regiones de las[30] matematicas, donde tu vives; pero en fin... todavia es posible que algun dia te pongas de rodillas ante nosotros, rogandonos que te ensenemos la doctrina.
Pepe contesto con frases vagas y formulas de cortesia y arrepentimiento.
--Por mi parte--dijo D. Inocencio, poniendo en los 67 ojos expresion de modestia y dulzura,--si en el curso de estas vanas disputas he dicho algo que pueda ofender al Sr. D. Jose, le ruego que me perdone. Aqui todos somos[5] amigos.
--Gracias. No vale la pena.
--A pesar de todo--indico dona Perfecta, sonriendo ya con mas naturalidad,--yo soy siempre la misma para mi querido sobrino, a pesar de sus ideas extravagantes y [antireligiosas...][10] ?De que creeras que me pienso ocupar esta noche? Pues de quitarle de la cabeza al tio Licurgo esas terquedades con que te piensa molestar. Le he mandado venir, y en la galeria me esta esperando. Descuida, que yo lo arreglare, pues aunque conozco que no le falta[15] razon....
--Gracias, querida tia--repuso el joven, sintiendose invadido por la onda de generosidad que tan facilmente nacia en su alma.
Pepe Rey dirigio la vista hacia donde estaba su prima,[20] con intencion de unirse a ella; pero algunas preguntas sagaces del canonigo le retuvieron al lado de dona Perfecta. Rosario estaba triste, oyendo con indiferencia melancolica las palabras del abogadillo, que instalandose junto a ella, habia comenzado una retahila de conceptos empalagosos,[25] con importunos chistes sazonada y fatuidades del peor gusto.
--Lo peor para ti--dijo dona Perfecta a su sobrino cuando le sorprendio observando la desacorde pareja que formaban Rosario y Jacinto,--es que has ofendido a la[30] pobre Rosario. Debes hacer todo lo posible por desenojarla. iLa pobrecita es tan buena!...
--iOh, si, tan buena!--anadio el canonigo,--que no dudo perdonara a su primo.
--Creo que Rosario me ha perdonado ya--afirmo Rey.
--Y si no, en corazones angelicales no dura mucho el 68 resentimiento--dijo D
. Inocencio melifluamente.--Yo tengo gran ascendiente sobre esa nina, y procurare disipar en su alma generosa toda prevencion contra usted. En cuanto yo[5] le diga dos palabras....
Pepe Rey sintio que por su pensamiento pasaba una nube y dijo con intencion:
--Tal vez no sea preciso.
--No le hablo ahora--anadio el capitular,--porque[10] esta embelesada oyendo las tonterias de Jacintillo.... iDemonches de chicos! Cuando pegan la hebra, hay que dejarles.
De pronto se presentaron en la tertulia el juez de primera instancia, la senora del alcalde y el dean de la catedral. Todos saludaron al ingeniero, demostrando en sus palabras[15] y actitudes que satisfacian, al verle, la mas viva curiosidad. El juez era un mozalvete despabilado, de estos que todos los dias aparecen en los criaderos de eminencias, aspirando recien empollados a los primeros puestos de la administracion y de la politica. Dabase suma importancia, y[20] hablanco de si mismo y de su juvenil toga, parecia manifestar indirectamente gran enojo, porque no le hubieran hecho de golpe y porrazo presidente del Tribunal Supremo. En aquellas manos inexpertas, en aquel cerebro henchido de viento, en aquella presuncion ridicula habia puesto el Estado las[25] funciones mas delicadas y mas dificiles de la humana justicia. Sus maneras eran de perfecto cortesano, y revelaba escrupuloso y detallado esmero en todo lo concerniente a su persona. Tenia la maldita mania de estarse quitando y poniendo a cada instante los lentes de oro, y en su[30] conversacion frecuentemente indicaba el empeno de ser transladado pronto a _Madriz_, para prestar sus imprescindibles servicios en la secretaria de Gracia y Justicia.
La senora del alcalde era una dama bonachona, sin otra flaqueza que suponerse muy relacionada en la Corte. Dirigio a Pepe Rey diversas preguntas sobre modas, citando establecimientos industriales donde le habian hecho una manteleta 69 o una falda en su ultimo viaje, coetaneo de la visita de Muley-Abbas, y tambien nombro a una docena de duquesas[5] y marquesas, tratandolas con tanta familiaridad como a amiguitas de escuela. Dijo tambien que la condesa de M. (por sus tertulias famosa) era amiga suya, y que el 60 estuvo a visitarla, y la condesa la convido a su palco en el Real, donde vio a Muley-Abbas en traje de moro, acompanado[10] de toda su moreria. La alcaldesa hablaba por los codos, como suele decirse, y no carecia de chiste.
El senor dean era un viejo de edad avanzada, corpulento y encendido, pletorico, apopletico, un hombre que se salia fuera de si mismo por no caber en su propio pellejo, segun[15] estaba de gordo y morcilludo. Procedia de la exclaustracion; no hablaba mas que de asuntos religiosos, y desde el principio mostro hacia Pepe Rey el desden mas vivo. Este se mostraba cada vez mas inepto para acomodarse a sociedad tan poco de su gusto. Era su caracter nada maleable,[20] duro y de muy escasa flexibilidad, y rechazaba las perfidias y acomodamientos de lenguaje para simular la concordia cuando no existia. Mantuvose, pues, bastante grave durante el curso de la fastidiosa tertulia, obligado a resistir el impetu oratorio de la alcaldesa que, sin ser la Fama, tenia el privilegio[25] de fatigar con cien lenguas el oido humano. Si en el breve respiro que esta senora daba a sus oyentes, Pepe Rey queria acercarse a su prima, pegabasele el Penitenciario como el molusco a la roca, y llevandole aparte con ademan misterioso, le proponia un paseo a Mundogrande con el[30] Sr. D. Cayetano o una partida de pesca en las claras aguas del Nahara.
Por fin esto concluyo, porque todo concluye en este mundo. Retirose el senor dean, dejando la casa vacia, y bien pronto no quedo de la senora alcaldesa mas que un eco, semejante al zumbido que recuerda en la humana oreja 70 el reciente paso de una tempestad. El juez privo tambien a la tertulia de su presencia, y por fin D. Inocencio dio a su sobrino la senal de partida.
[5] --Vamos, nino, vamonos que es tarde--le dijo sonriendo. --iCuanto has mareado a la pobre Rosarito!... ?Verdad, nina? Anda, buena pieza, a casa pronto.
--Es hora de acostarse--dijo dona Perfecta.
--Hora de trabajar--repuso el abogadillo.
[10] --Por mas que le digo que despache los negocios de dia--anadio el canonigo,--no hace caso.
--iSon tantos los negocios... pero tantos...!
--No, di mas bien que esa endiablada obra en que te has metido... El no lo quiere decir, Sr. D. Jose; pero sepa[15] usted que se ha puesto a escribir una obra sobre _La influencia de la mujer en la sociedad cristiana_, y ademas una _Ojeada sobre el movimiento catolico en_... no se donde. ?Que entiendes tu de _ojeadas_ ni de _influencias_?... Estos rapaces del dia se atreven a todo. iUf... que chicos!...[20] Con que vamonos a casa. Buenas noches, senora dona Perfecta... buenas noches, Sr. D. Jose... Rosarito....
--Yo esperare al Sr. D. Cayetano--dijo Jacinto,--para que me de el _Augusto Nicolas._
--iSiempre cargando libros... hombre!... A veces[25] entras en casa que pareces un burro. Pues bien, esperemos.
--El Sr. D. Jacinto--dijo Pepe Rey,--no escribe a la ligera y se prepara bien para que sus obras sean un tesoro de erudicion.
--Pero ese nino va a enfermar de la cabeza, Sr. D. Inocencio--[30] objeto dona Perfecta.--Por Dios, mucho cuidado. Yo le pondria tasa en sus lecturas.
--Ya que esperamos--indico el doctorcillo con notorio acento de presuncion,--me llevare tambien el tercer tomo de _Concilios_, ?No le parece a usted, tio?...
--Hombre, si; no dejes eso de la mano. Pues no 71 faltaba mas.
Felizmente llego pronto el Sr. D. Cayetano (que tertuliaba de ordinario en casa de D. Lorenzo Ruiz), y entregados los[5] libros, marcharonse tio y sobrino.
Rey leyo en el triste semblante de su prima deseo muy vivo de hablarle. Acercose a ella mientras dona Perfecta y D. Cayetano trataban a solas de un negocio domestico.
--Has ofendido a mama--le dijo Rosario.
[10] Sus facciones indicaban una especie de terror.
--Es verdad--repuso el joven.--He ofendido a tu mama: te he ofendido a ti....
--No; a mi no. Ya se me figuraba a mi que el Nino Jesus no debe gastar calzones.
[15] --Pero espero que una y otra me perdonaran. Tu mama me ha manifestado hace poco tanta bondad....
La voz de dona Perfecta vibro de subito en el ambito del comedor, con tan discorde acento, que el sobrino se estremecio cual si oyese un grito de alarma. La voz dijo[20] imperiosamente:
--iRosario, vete a acostar!
Turbada y llena de congoja, la muchacha dio varias vueltas por la habitacion, haciendo como que buscaba alguna cosa. Con todo disimulo pronuncio al pasar por[25] junto a su primo estas vagas palabras:
--Mama esta enojada....
--Pero....
--Esta enojada... no te fies, no te fies.
Y se marcho. Siguiola despues dona Perfecta, a quien[30] aguardaba el tio Licurgo, y durante un rato, las voces de la senora y del aldeano oyeronse confundidas en familiar conferencia. Quedose solo Pepe con D. Cayetano, el cual, tomando una luz, hablo asi:
--Buenas noches, Pepe. No crea usted que voy a dormir, voy a trabajar... ?Pero por que esta usted tan 72 meditabundo? ?Que tiene usted?... Pues, si, a trabajar. Estoy sacando apuntes para un _Discurso-Memoria_ sobre los _Linajes de Orbajosa_... He encontrado datos y noticias de[5] grandisimo precio. No hay que darle vueltas. En todas las epocas de nuestra historia los orbajosenses se han distinguido por su hidalguia, por su nobleza, por su valor, por su entendimiento. Diganlo si no la conquista de Mejico, las guerras del Emperador, las de Felipe contra herejes...[10] ?Pero esta usted malo? ?Que le pasa a usted?... Pues, si, teologos eminentes, bravos guerreros, conquistadores, santos, obispos, poetas, politicos, toda suerte de hombres esclarecidos florecieron en esta humilde tierra del ajo... No, no hay en la cristiandad pueblo m
as ilustre que el[15] nuestro. Sus virtudes y sus glorias llenan toda la historia patria y aun sobra algo... Vamos, veo que lo que usted tiene es sueno: buenas noches... Pues, si, no cambiaria la gloria de ser hijo de esta noble tierra por todo el oro del mundo. _Augusta_ llamaronla los antiguos, _augustisima_ la[20] llamo yo ahora, porque ahora, como entonces, la hidalguia, la generosidad, el valor, la nobleza, son patrimonio de ella... Con que buenas noches, querido Pepe... se me figura que usted no esta bueno. ?Le ha hecho dano la cena?... Razon tiene Alonzo Gonzalez de Bustamante[25] en su _Floresta amena_ al decir que los habitantes de Orbajosa bastan por si solos para dar grandeza y honor a un reino. ?No lo cree usted asi?
--iOh! si, senor, sin duda ninguna--repuso Pepe Rey, dirigiendose bruscamente a su cuarto.