XIX
=Combate terrible.--Estrategia=
[5] Los primeros fuegos no podian tardar. A la hora de la comida, despues de ponerse de acuerdo con Pinzon respecto al plan convenido, cuya primera condicion era que ambos amigos fingirian no conocerse, Pepe Rey fue al comedor. Alli encontro a su tia que acababa de llegar de la catedral,[10] donde pasaba, segun su costumbre, toda la manana. Estaba sola y parecia hondamente preocupada. El ingeniero observo que sobre aquel semblante palido y marmoreo, no exento de cierta hermosura, se proyectaba la misteriosa sombra de un celaje. Al mirar recobraba la claridad[15] siniestra; pero miraba poco, y despues de una rapida observacion del rostro de su sobrino, el de la bondadosa dama se ponia otra vez en su estudiada penumbra.
Aguardaban en silencio la comida. No esperaron a D. Cayetano, porque este habia ido a Mundogrande. Cuando[20] empezaron a comer, dona Perfecta dijo:
--Y ese militarote que nos ha regalado hoy el Gobierno, ?no viene a comer?
--Parece tener mas sueno que hambre--repuso el ingeniero sin mirar a su tia.
[25] --?Le conoces tu?
--No le he visto en mi vida.
--Pues estamos divertidos con los huespedes que nos manda el Gobierno. Aqui tenemos nuestras camas y nuestra comida para cuando a esos perdidos de Madrid se les[30] antoje disponer de ellas.
--Es que hay temores de que se levanten partidas--dijo 133 Pepe Rey, sintiendo que una centella corria por todos sus miembros,--y el Gobierno esta decidido a aplastar a los orbajosenses, a aplastarlos, a hacerlos polvo.
[5] --Hombre, para, para por Dios, no nos pulverices--exclamo la senora con sarcasmo.--iPobrecitos de nosotros! Ten piedad, hombre, y deja vivir a estas infelices criaturas. Y que, ?seras tu de los que ayuden a la tropa en la grandiosa obra de nuestro aplastamiento?
[10] --Yo no soy militar. No hare mas que aplaudir cuando vea extirpados para siempre los germenes de guerra civil, de insubordinacion, de discordia, de behetria, de bandolerismo y de barbarie que existen aqui para vergueenza de nuestra epoca y de nuestro pais.
[15] --Todo sea por Dios.
--Orbajosa, querida tia, casi no tiene mas que ajos y bandidos, porque bandidos son los que en nombre de una idea politica o religiosa, se lanzan a correr aventuras cada cuatro o cinco anos.
[20] --Gracias, gracias, querido sobrino--dijo dona Perfecta, palideciendo.--?Con que Orbajosa no tiene mas que eso? Algo mas habra aqui, algo mas que tu no tienes y que has venido a buscar entre nosotros.
Rey sintio el bofeton. Su alma se quemaba. Erale muy[25] dificil guardar a su tia las consideraciones que por sexo, estado y posicion merecia. Hallabase en el disparadero de la violencia, y un impetu irresistible le empujaba, lanzandole contra su interlocutora.
--Yo he venido a Orbajosa--dijo,--porque usted me[30] mando llamar; usted concerto con mi padre....
--Si, si es verdad--repuso la senora, interrumpiendole vivamente y procurando recobrar su habitual dulzura.--No lo niego. Aqui el verdadero culpable he sido yo. Yo tengo la culpa de tu aburrimiento, de los desaires que nos haces, de todo lo desagradable que en mi casa ocurre con motivo 134 de tu venida.
--Me alegro de que usted lo conozca.
--En cambio, tu eres un santo. ?Sera preciso tambien[5] que me ponga de rodillas ante tu graciosidad y te pida perdon?...
--Senora--dijo Pepe Rey gravemente, dejando de comer,--ruego a usted que no se burle de mi de una manera tan despiadada. Yo no puedo ponerme en ese terreno.... No[10] he dicho mas sino que vine a Orbajosa llamado por usted.
--Y es cierto. Tu padre y yo concertamos que te casaras con Rosario. Viniste a conocerla. Yo te acepte desde luego como hijo.... Tu aparentaste amar a Rosario....
--Perdoneme usted--objeto Pepe.--Yo amaba y amo[15] a Rosario; usted aparento aceptarme por hijo; usted, recibiendome con enganosa cordialidad, empleo desde el primer momento todas las artes de la astucia para contrariarme y estorbar el cumplimiento de las proposiciones hechas a mi padre; usted se propuso desde el primer dia[20] desesperarme, aburrirme, y con los labios llenos de sonrisas y de palabras carinosas, me ha estado matando, achicharrandome a fuego lento; usted ha lanzado contra mi en la obscuridad y a mansalva un enjambre de pleitos; usted me ha destituido del cargo oficial que traje a Orbajosa; usted[25] me ha desprestigiado en la ciudad; usted me ha expulsado de la catedral; usted me ha tenido en constante ausencia de la escogida de mi corazon; usted ha mortificado a su hija con un encierro inquisitorial que le hara perder la vida, si Dios no pone su mano en ello.
[30] Dona Perfecta se puso como la grana. Pero aquella viva llamarada de su orgullo ofendido y de su pensamiento descubierto paso rapidamente dejandola palida y verdosa. Sus labios temblaban. Arrojando el cubierto con que comia, se levanto de subito. El sobrino se levanto tambien. 135
--iDios mio, Santa Virgen del Socorro!--exclamo la senora, llevandose ambas manos a la cabeza y comprimiendosela segun el ademan propio de la desesperacion.--?Es posible que yo merezca tan atroces insultos? Pepe, hijo[5] mio, ?eres tu el que habla?... Si he hecho lo que dices, en verdad que soy muy pecadora.
Dejose caer en el sofa y se cubrio el rostro con las manos. Pepe, acercandose lentamente a ella, observo el angustioso sollozar de su tia y las lagrimas que abundantemente[10] derramaba. A pesar de su conviccion no pudo vencer el ligero enternecimiento que se apodero de el, y sintiendose cobarde, experimento cierta pena por lo mucho y fuerte que habia dicho.
--Querida tia--indico, poniendole la mano en el hombro.--Si me contesta usted con lagrimas y suspiros, me[15] conmovera, pero no me convencera. Razones y no sentimientos me hacen falta. Hableme usted, digame que me equivoco al pensar lo que pienso, pruebemelo despues, y reconocere mi error.
--Dejame. Tu no eres hijo de mi hermano. Si lo[20] fueras no me insultarias como me has insultado. ?Con que yo soy una intrigante, una comedianta, una harpia hipocrita, una diplomatica de enredos caseros?...
Al decir esto, la senora habia descubierto su rostro y contemplaba a su sobrino con expresion beatifica. Pepe[25] estaba perplejo. Las lagrimas, asi como la dulce voz de la hermana de su padre, no podian ser fenomenos insignificantes para el alma del matematico. Las palabras le retozaban en la boca para pedir perdon. Hombre de gran energia por lo comun, cualquier accidente de sensibilidad,[30] cualquier agente que obrase sobre su corazon, le trocaba de subito en nino. Achaques de matematico. Dicen que Newton era tambien asi.
--Yo quiero darte las razones que pides--dijo dona Perfecta, indicandole que se sentase junto a ella.--Yo quiero desagraviarte. Para que veas si soy buena, si soy 136 indulgente, si soy humilde.... ?Crees que te contradire, que negare en absoluto los hechos de que me has acusado?... Pues no, no los niego.
[5] El ingeniero se quedo asombrado.
--No los niego--prosiguio la senora.--Lo que niego es la danada intencion que les atribuyes. ?Con que derecho te metes a juzgar lo que no conoces sino por indicios y conjeturas? ?Tienes tu la suprema inteligencia que se[10] necesita para juzgar de plano las acciones de los demas y dar sentencia sobre ellas? ?Eres Dios para conocer las intenciones?
Pepe se asombro mas.
--?No es licito emplear alguna vez en la vida medios[15] indirectos para conseguir un fin bueno y honrado? ?Con que derecho juzgas acciones mias que no comprendes bien? Yo, querido sobrino, ostentando una sinceridad que tu no mereces, te confieso que si, que efectivamente me he valido de subterfugios para conseguir un fin bueno, para conseguir[20] lo que al mismo tiempo era beneficioso para ti y para mi hija.... ?No comprendes? Parece que estas lelo.... iAh! Tu gran e
ntendimiento de matematico y de filosofo aleman no es capaz de penetrar estas sutilezas de una madre prudente.
[25] --Es que me asombro mas y mas cada vez--dijo el ingeniero.
--Asombrate todo lo que quieras, pero confiesa tu barbaridad--manifesto la dama, aumentando en brios;--reconoce tu ligereza y brutal comportamiento conmigo, al[30] acusarme como lo has hecho. Eres un mozalvete sin experiencia ni otro saber que el de los libros, que nada ensenan del mundo ni del corazon. Tu de nada entiendes mas que de hacer caminos y muelles. iAy! senorito mio. En el corazon humano no se entra por los tuneles de los ferrocarriles, ni se baja a sus hondos abismos por los pozos de las 137 minas. No se lee en la conciencia ajena con los microscopios de los naturalistas, ni se decide la culpabilidad del projimo nivelando las ideas con teodolito.
[5] --iPor Dios, querida tia!...
--?Para que nombras a Dios si no crees en el?--dijo dona Perfecta con solemne acento.--Si creyeras en el, si fueras buen cristiano, no aventurarias perfidos juicios sobre mi conducta. Yo soy una mujer piadosa, ?entiendes? Yo[10] tengo mi conciencia tranquila, ?entiendes? Yo se lo que hago y por que lo hago, ?entiendes?
--Entiendo, entiendo, entiendo.
--Dios, en quien tu no crees, ve lo que tu no ves ni puedes ver, el intento. Y no te digo mas; no quiero entrar en[15] explicaciones largas porque no lo necesito. Tampoco me entenderias si te dijera que deseaba alcanzar mi objeto sin escandalo, sin ofender a tu padre, sin ofenderte a ti, sin dar que hablar a las gentes con una negativa explicita.... Nada de esto te dire, porque tampoco lo entenderas, Pepe.[20] Eres matematico. Ves lo que tienes delante y nada mas; la naturaleza brutal y nada mas; rayas, angulos, pesos y nada mas. Ves el efecto y no la causa. El que no cree en Dios no ve causas. Dios es la suprema intencion del mundo. El que le desconoce, necesariamente ha de juzgar[25] de todo como juzgas tu, a lo tonto. Por ejemplo, en la tempestad no ve mas que destruccion, en el incendio estragos, en la sequia miseria, en los terremotos desolacion, y sin embargo, orgulloso senorito, en todas esas aparentes calamidades, hay que buscar la bondad de la intencion...[30] si senor, la intencion siempre buena de quien no puede hacer nada malo.
Esta embrollada, sutil y mistica dialectica no convencio a Rey; pero no quiso seguir a su tia por la aspera senda de tales argumentaciones, y sencillamente le dijo:
--Bueno; yo respeto las intenciones.... 138
--Ahora que pareces reconocer tu error--prosiguio la piadosa senora, cada vez mas valiente,--te hare otra confesion, y es que voy comprendiendo que hice mal en[5] adoptar tal sistema, aunque mi objeto era inmejorable. Dado tu caracter arrebatado, dada tu incapacidad para comprenderme, debi abordar la cuestion de frente y decirte: "sobrino mio, no quiero que seas esposo de mi hija."
--Ese es el lenguaje que debio emplear usted conmigo[10] desde el primer dia--repuso el ingeniero, respirando con desahogo, como quien se ve libre de enorme peso.--Agradezco mucho a usted esas palabras. Despues de ser acuchillado en las tinieblas, ese bofeton a la luz del dia me complace mucho.
[15] --Pues te repito el bofeton, sobrino--afirmo la senora con tanta energia como displicencia.--Ya lo sabes. No quiero que te cases con Rosario.
Pepe callo. Hubo una larga pausa, durante la cual los dos estuvieron mirandose atentamente, cual si la cara de cada[20] uno fuese para el contrario la mas perfecta obra del arte.
--?No entiendes lo que te he dicho?--repitio ella.--Que se acabo todo, que no hay boda.
--Permitame usted, querida tia--dijo el joven con entereza,--que no me aterre con la intimacion. En el estado[25] a que han llegado las cosas, la negativa de usted es de escaso valor para mi.
--?Que dices?--grito fulminante dona Perfecta.
--Lo que usted oye. Me casare con Rosario.
Dona Perfecta se levanto indignada, majestuosa, terrible.[30] Su actitud era la del anatema hecho mujer. Rey permanecio sentado, sereno, valiente, con el valor pasivo de una creencia profunda y de una resolucion inquebrantable. El desplome de toda la iracundia de su tia, que le amenazaba, no le hizo pestanear. El era asi.
--Eres un loco. iCasarte tu con mi hija, casarte tu con 139 ella, no queriendo yo!...
Los labios tremulos de la senora articularon estas palabras con el verdadero acento de la tragedia.
[5] --iNo queriendo usted!... Ella opina de distinto modo.
--iNo queriendo yo!...--repitio la dama.--Si, y lo digo y lo repito: no quiero, no quiero.
--Ella y yo lo deseamos.
[10] --Menguado, ?acaso no hay en el mundo mas que ella y tu? ?No hay padres, no hay sociedad, no hay conciencia, no hay Dios?
--Porque hay sociedad, porque hay conciencia, porque hay Dios--afirmo gravemente Rey, levantandose y alzando[15] el brazo y senalando al cielo,--digo y repito que me casare con ella.
--iMiserable, orgulloso! Y si todo lo atropellaras, ?crees que no hay leyes para impedir tu violencia?
--Porque hay leyes digo y repito que me casare con[20] ella.
--Nada respetas.
--Nada que sea indigno de respeto.
--Y mi autoridad, y mi voluntad, yo... ?yo no soy nada?
[25] --Para mi su hija de usted es todo: lo demas nada.
La entereza de Pepe Rey era como los alardes de una fuerza incontrastable, con perfecta conciencia de si misma. Daba golpes secos, contundentes, sin atenuacion de ningun genero. Sus palabras parecian, si es permitida la comparacion,[30] una artilleria despiadada.
Dona Perfecta cayo de nuevo en el sofa; pero no lloraba, y una convulsion nerviosa agitaba sus miembros.
--De modo que para este ateo infame--exclamo con franca rabia,--no hay conveniencias sociales, no hay nada mas que un capricho. Eso es una avaricia indigna. Mi 140 hija es rica.
--Si piensa usted herirme con esa arma sutil, tergiversando la cuestion e interpretando torcidamente mis[5] sentimientos, para lastimar mi dignidad, se equivoca, querida tia. Llameme usted avaro. Dios sabe lo que soy.
--No tienes dignidad.
--Esa es una opinion como otra cualquiera. El mundo podra tenerla a usted en olor de infalibilidad. Yo no. Estoy[10] muy lejos de creer que las sentencias de usted no tengan apelacion ante Dios.
--?Pero es cierto lo que dices?... ?Pero insistes despues de mi negativa?... Tu lo atropellas todo, eres un monstruo, un bandido.
[15] --Soy un hombre.
--iUn miserable! Acabemos: yo te niego a mi hija, yo te la niego.
--iPues yo la tomare! No tomo mas que lo que es mio.
--Quitate de mi presencia--exclamo la senora, levantandose[20] de subito.--Fatuo, ?crees que mi hija se acuerda de ti?
--Me ama, lo mismo que yo a ella.
--iMentira, mentira!
--Ella misma me lo ha dicho. Dispenseme usted si en esta cuestion doy mas fe a la opinion de ella que a la de[25] su mama.
--?Cuando te lo ha dicho, si no la has visto en muchos dias?
--La he visto anoche y me ha jurado ante el Cristo de la capilla que seria mi mujer.
[30] --iOh escandalo y libertinaje!... ?Pero que es esto? iDios mio, que deshonra!--exclamo dona Perfecta comprimiendose otra vez con ambas manos la cabeza y dando algunos pasos por la habitacion.--?Rosario salio anoche de su cuarto?
--Salio para verme. Ya era tiempo. 141
--iQue vil conducta la tuya! Has procedido como los ladrones, has procedido como los seductores adocenados.
--He procedido segun la escuela de usted. Mi intencion[5] era buena.
--iY ella bajo!... iAh! lo sospechaba. Esta manana al
amanecer la sorprendi vestida en su cuarto. Dijome que habia salido no se a que.... El verdadero criminal lo eres tu, tu.... Esto es una deshonra. Pepe, esperaba[10] todo de ti, menos tan grande ultraje.... Todo acabo. Marchate. No existes para mi. Te perdono, con tal de que te vayas.... No dire una palabra de esto a tu padre.... iQue horrible egoismo! No, no hay amor en ti. iTu no amas a mi hija!
[15] --Dios sabe que la adoro, y me basta.
--No pongas a Dios en tus labios, blasfemo, y calla--exclamo dona Perfecta.--En nombre de Dios, a quien puedo invocar, porque creo en el, te digo que mi hija no sera jamas tu mujer. Mi hija se salvara, Pepe; mi hija[20] no puede ser condenada en vida al infierno, porque infierno es la union contigo.
--Rosario sera mi esposa--repitio el matematico con patetica calma.
Irritabase mas la piadosa senora con la energia serena de[25] su sobrino. Con voz entrecortada hablo asi:
--No creas que me amedrentan tus amenazas. Se lo que digo. Pues que, ?se puede atropellar un hogar, una familia; se puede atropellar la autoridad humana y divina?
--Yo atropellare todo--dijo el ingeniero, empezando a[30] perder su calma y expresandose con alguna agitacion.
--iLo atropellaras todo! iAh! Bien se ve que eres un barbaro, un salvaje, un hombre que vive de la violencia.
--No, querida tia. Soy manso, recto, honrado y enemigo de violencia; pero entre usted y yo, entre usted que es la ley y yo que soy el destinado a acatarla, esta una pobre 142 criatura atormentada, un angel de Dios sujeto a inicuos martirios. Este espectaculo, esta injusticia, esta violencia inaudita es la que convierte mi rectitud en barbarie, mi[5] razon en fuerza, mi honradez en violencia parecida a la de los asesinos y ladrones; este espectaculo, senora mia, es lo que me impulsa a no respetar la ley de usted, lo que me impulsa a pasar sobre ella, atropellandolo todo. Esto que parece un desatino es una ley ineludible. Hago lo que[10] hacen las sociedades, cuando una brutalidad tan ilogica como irritante se opone a su marcha. Pasan por encima y todo lo destrozan con feroz acometida. Tal soy yo en este momento: yo mismo no me conozco. Era razonable y soy un bruto: era respetuoso y soy insolente: era culto y me[15] encuentro salvaje. Usted me ha traido a este horrible extremo, irritandome y apartandome del camino del bien por donde tranquilamente iba. ?De quien es la culpa, mia o de usted?
--iTuya, tuya!
[20] --Ni usted ni yo lo podemos resolver. Creo que ambos carecemos de razon. En usted violencia e injusticia; en mi injusticia y violencia. Hemos venido a ser tan barbaro el uno como el otro, y luchamos y nos herimos sin compasion. Dios lo permite asi. Mi sangre caera sobre la[25] conciencia de usted, la de usted caera sobre la mia.... Basta ya, senora. No quiero molestar a usted con palabras inutiles. Ahora entraremos en los hechos.
--iEn los hechos, bien!--dijo dona Perfecta mas bien rugiendo que hablando.--No creas que en Orbajosa falta[30] Guardia civil.
--Adios, senora. Me retiro de esta casa. Creo que nos volveremos a ver.
--Vete, vete, vete ya--grito ella senalando la puerta con energico ademan.
Pepe Rey salio. Dona Perfecta, despues de pronunciar 143 algunas palabras incoherentes que eran la mas clara expresion de su ira, cayo en un sillon con muestras de cansancio o de ataque nervioso. Acudieron las criadas.
[5] --iQue vayan a llamar al Sr. D. Inocencio!--grito.--Al instante... ipronto!... ique venga!...
Despues mordio el panuelo.