I

  =Villahorrenda!... cinco minutos!...=

  Cuando el tren mixto descendente numero 65 (no es preciso nombrar la linea), se detuvo en la pequena estacion situada entre los kilometros 171 y 172, casi todos los viajeros de segunda y tercera clase se quedaron durmiendo o bostezando[5] dentro de los coches, porque el frio penetrante de la madrugada no convidadas a pasear por el desamparado anden. El unico viajero de primera que en el tren venia bajo apresuradamente, y dirigiendose a los empleados, preguntoles si aquel era el apeadero de Villahorrenda. (Este[10] nombre, como otros muchos que despues se veran, es propiedad del autor.)

  --En Villahorrenda estamos--repuso el conductor, cuya voz se confundio con el cacarear de las gallinas que en aquel momento eran subidas al furgon.--Se me habia olvidado[15] llamarle a usted, Sr. de Rey. Creo que ahi le esperan a usted con las caballerias.

  --iPero hace aqui un frio de tres mil demonios!--dijo el viajero envolviendose en su manta.--?No hay en el apeadero algun sitio donde descansar y reponerse antes de[20] emprender un viaje a caballo por este pais de hielo?

  No habia concluido de hablar, cuando el conductor, llamado por las apremiantes obligaciones de su oficio, marchose, dejando a nuestro desconocido caballero con la 2 palabra en la boca. Vio este que se acercaba otro empleado con un farol pendiente de la derecha mano, el cual moviase al compas de la marcha, proyectando geometricas series de[5] ondulaciones luminosas. La luz caia sobre el piso del anden, formando un _zig zag_ semejante al que describe la lluvia de una regadera.

  --?Hay fonda o dormitorio en la estacion de Villahorrenda? pregunto el viajero al del farol.

  [10] --Aqui no hay nada--respondio este secamente, corriendo hacia los que cargaban y echandoles tal rociada de votos, juramentos, blasfemias y atroces invocaciones, que hasta las gallinas, escandalizadas de tan grosera brutalidad, murmuraron dentro de sus cestas.

  --Lo mejor sera salir de aqui a toda prisa--dijo el[15] caballero para su capote.--El conductor me anuncio que ahi estaban las caballerias.

  Esto pensaba, cuando sintio que una sutil y respetuosa mano le tiraba suavemente del abrigo. Volviose y vio una obscura masa de pano pardo sobre si misma revuelta y por[20] cuyo principal pliegue asomaba el avellanado rostro astuto de un labriego castellano. Fijose en la desgarbada estatura que recordaba al chopo entre los vegetales; vio los sagaces ojos que bajo el ala de ancho sombrero de terciopelo viejo resplandecian; vio la mano morena y acerada que empunaba[25] una vara verde y el ancho pie que, al moverse, hacia sonajear el hierro de la espuela.

  --?Es usted el Sr. D. Jose de Rey?--pregunto, echando mano al sombrero.

  --Si; y usted--repuso el caballero con alegria--sera[30] el criado de dona Perfecta, que viene a buscarme a este apeadero para conducirme a Orbajosa.

  --El mismo. Cuando usted guste marchar... La jaca corre como el viento. Me parece que el Sr. D. Jose ha de ser buen ginete. Verdad es que a quien de casta le viene...

  --?Por donde se sale?--dijo el viajero con impaciencia. 3

  --Vamos, vamonos de aqui, senor... ?Como se llama usted?

  --Me llamo Pedro Lucas--respondio el del pano pardo,[5] repitiendo la intencion de quitarse el sombrero; pero me llaman el tio Licurgo. ?En donde esta el equipaje del senorito?

  --Alli bajo el reloj lo veo. Son tres bultos. Dos maletas y un mundo de libros para el Sr. D. Cayetano. Tome[10] usted el talon.

  Un momento despues senor y escudero hallabanse a espaldas de la barraca llamada estacion, frente a un caminejo que partiendo de alli se perdia en las vecinas lomas desnudas, donde confusamente se distinguia el miserable[15] caserio de Villahorrenda. Tres caballerias debian transportar todo, hombres y mundos. Una jaca de no mala estampa era destinada al caballero. El tio Licurgo oprimiria los lomos de un cuartago venerable, algo desvencijado, aunque seguro; y el macho, cuyo freno debia regir[20] un joven zagal de piernas listas y fogosa sangre, cargaria el equipaje.

  Antes de que la caravana se pusiese en movimiento, partio el tren, que se iba escurriendo por la via con la parsimoniosa cachaza de un tren mixto. Sus pasos, retumbando[25] cada vez mas lejanos, producian ecos profundos bajo tierra. Al entrar en el tunel del kilometro 172, lanzo el vapor por el silbato y un aullido estrepitoso resono en los aires. El tunel, echando por su negra boca un halito blanquecino, clamoreaba como una trompeta, y al oir su[30] enorme voz, despertaban aldeas, villas, ciudades, provincias. Aqui cantaba un gallo, mas alla otro. Principiaba a amanecer.

  4

  II

  =Un viaje por el corazon de Espana=

  Cuando empezada la caminata dejaron a un lado las casuchas de Villahorrenda, el caballero, que era joven y de muy buen ver, hablo de este modo:

  --Digame usted, Sr. Solon...

  [5] --Licurgo, para servir a usted...

  --Eso es, Sr. Licurgo. Bien decia yo que era usted un sabio legislador de la antigueedad. Perdone usted la equivocacion. Pero vamos al caso. Digame usted, ?como esta mi senora tia?

  [10] --Siempre tan guapa--repuso el labriego, adelantando algunos pasos su caballeria.--Parece que no pasan anos por la senora dona Perfecta. Bien dicen que al bueno Dios le da larga vida. Asi viviera mil anos ese angel del Senor. Si las bendiciones que le echan en la tierra fueran[15] plumas, la senora no necesitaria mas alas para subir al cielo.

  --?Y mi prima la senorita Rosario?

  --iBien haya quien a los suyos parece!--dijo el aldeano.

  --?Que he de decirle de dona Rosarito, sino que es el vivo retrato de su madre? Buena prenda se lleva usted, caballero[20] D. Jose, si es verdad, como dicen, que ha venido para casarse con ella. Tal para cual, y la nina no tiene tampoco por que quejarse. Poco va de Pedro a Pedro.

  --?Y el Sr. D. Cayetano?

  --Siempre metidillo en la faena de sus libros. Tiene[25] una biblioteca mas grande que la catedral, y tambien escarba la tierra para buscar piedras llenas de unos demonches de garabatos que dicen escribieron los moros.

  --?En cuanto tiempo llegaremos a Orbajosa?

  --A las nueve, si Dios quiere. Poco contenta se va a[30] poner la senora cuando vea a su sobrino.... Y la senorita 5 Rosarito que estaba ayer disponiendo el cuarto en que usted ha de vivir.... Como no le han visto nunca, la madre y la hija estan que no viven, pensando en como sera o como no sera este Sr. D. Jose. Ya llego el tiempo de que callen[5] cartas y hablen barbas. La prima vera al primo y todo sera fiesta y gloria. Amanecera Dios y medraremos, como dijo el otro.

  --Como mi tia y mi prima no me conocen todavia--dijo sonriendo el caballero,--no es prudente hacer proyectos.

  [10] --Verdad es; por eso se dijo que uno piensa el bayo y otro el que lo ensilla--repuso el labriego.--Pero la cara no engana... ique alhaja se lleva usted! iY que buen mozo ella!

  El caballero no oyo las ultimas palabras del tio Licurgo,[15] porque iba distraido y algo meditabundo. Llegaban a un recodo del camino, cuando el labriego, torciendo la direccion a las caballerias, dijo:

  --Ahora tenemos que echar por esta vereda. El puente esta roto y no se puede vadear el rio sino por el cerrillo de[20] los Lirios.

  --?El cerrillo de los Lirios?--dijo el caballero, saliendo de su meditacion.--iComo abundan los nombres poeticos en estos sitios tan feos! Desde que viajo por estas tierras, me sorprende la horrible ironia de los nombres. Tal sitio[25] que se distingue por su yermo aspecto y la desolada tristeza del negro paisaje, se llama _Valleameno_. Tal villorrio de adobes que miserablemente se extiende sobre un l
lano arido y que de diversos modos pregona su pobreza, tiene la insolencia de nombrarse _Villarica_; y hay un barranco pedregoso[30] y polvoriento, donde ni los cardos encuentran jugo, y que sin embargo se llama _Valdeflores_. ?Eso que tenemos delante es el _Cerrillo de los Lirios_? ?Pero donde estan esos lirios, hombre de Dios? Yo no veo mas que piedras y yerba descolorida. Llamen a eso el _Cerrillo de la Desolacion_ y hablaran a derechas. Exceptuando _Villahorrenda_, que 6 parece ha recibido al mismo tiempo el nombre y la hechura, todo aqui es ironia. Palabras hermosas, realidad prosaica y miserable. Los ciegos serian felices en este pais, que[5] para la lengua es paraiso y para los ojos infierno.

  El Sr. Licurgo o no entendio las palabras del caballero Rey o no hizo caso de ellas. Cuando vadearon el rio, que turbio y revuelto corria con impaciente precipitacion, como si huyera de sus propias orillas, el labriego extendio el brazo[10] hacia unas tierras que a la siniestra mano en grande y desnuda extension se veian, y dijo:

  --Estos son los _Alamillos de Bustamente_.

  --iMis tierras!--exclamo con jubilo el caballero, tendiendo la vista por los tristes campos que alumbraban las[15] primeras luces de la manana.--Es la primera vez que veo el patrimonio que herede de mi madre. La pobre hacia tales ponderaciones de este pais y me contaba tantas maravillas de el, que yo, siendo nino, creia que estar aqui era estar en la gloria. Frutas, flores, caza mayor y menor,[20] montes, lagos, rios, poeticos arroyos, oteros pastoriles, todo lo habia en los _Alamillos de Bustamente_, en esta tierra bendita, la mejor y mas hermosa de todas las tierras.... iQue demonio! La gente de este pais vive con la imaginacion. Si en mi ninez, y cuando vivia con las ideas y con[25] el entusiasmo de mi buena madre, me hubieran traido aqui, tambien me habrian parecido encantadores estos desnudos cerros, estos llanos polvorientos o encharcados, estas vetustas casas de labor, estas norias desvencijadas, cuyos cangilones lagrimean lo bastante para regar media docena de[30] coles, esta desolacion miserable y perezosa que estoy mirando.

  --Es la mejor tierra del pais--dijo el senor Licurgo--y para el garbanzo es de lo que no hay.

  --Pues lo celebro, porque desde que las herede no me han producido un cuarto estas celebres tierras.

  El sabio legislador espartano se rasco la oreja y dio un 7 suspiro.

  --Pero me han dicho--continuo el caballero--que algunos propietarios colindantes han metido su arado en estos[5] grandes estados mios, y poco a poco me los van cercenando. Aqui no hay mojones, ni linderos, ni verdadera propiedad, Sr. Licurgo.

  El labriego, despues de una pausa, durante la cual parecia ocupar su sutil espiritu en profundas disquisiciones, se expreso[10] de este modo:

  --El tio Pasolargo, a quien llamamos el _Filosofo_ por su mucha trastienda, metio el arado en los _Alamillos_ por encima de la ermita, y roe que roe, se ha zampado seis fanegadas.

  --iQue incomparable escuela!--exclamo riendo el caballero.[15] --Apostare que no ha sido ese el unico... filosofo.

  --Bien dijo el otro, que quien las sabe las tane, y si al palomar no le falta cebo no le faltaran palomas.... Pero usted, Sr. D. Jose, puede decir aquello de que el ojo del amo engorda la vaca, y ahora que esta aqui ver de recobrar[20] su finca.

  --Quizas no sea tan facil, Sr. Licurgo--repuso el caballero, a punto que entraban por una senda a cuyos lados se veian hermosos trigos que con su lozania y temprana madurez recreaban la vista.--Este campo parece mejor cultivado.[25] Veo que no todo es tristeza y miseria en los _Alamillos_.

  El labriego puso cara de lastima, y afectando cierto desden hacia los campos elogiados por el viajero, dijo en tono humildisimo:

  --Senor, esto es mio.

  [30] --Perdone usted--replico vivamente el caballero--ya queria yo meter mi hoz en los estados de usted. Por lo visto, la filosofia aqui es contagiosa.

  Bajaron inmediatamente a una canada, que era lecho de pobre y estancado arroyo, y pasado este, entraron en un campo lleno de piedras, sin la mas ligera muestra de vegetacion. 8 --Esta tierra es muy mala--dijo el caballero, volviendo el rostro para mirar a su guia y companero que se habia[5] quedado un poco atras.--Dificilmente podra usted sacar partido de ella, porque todo es fango y arena.

  Licurgo, lleno de mansedumbre, contesto:

  --Esto... es de usted.

  --Veo que aqui todo lo malo es mio--afirmo el caballero,[10] riendo jovialmente.

  Cuando esto hablaban, tomaron de nuevo el camino real. Ya la luz del dia, entrando en alegre irrupcion por todas las ventanas y claraboyas del hispano horizonte, inundo de esplendorosa claridad los campos. El inmenso cielo sin[15] nubes parecia agrandarse mas y alejarse de la tierra para verla y en su contemplacion recrearse desde mas alto. La desolada tierra sin arboles, pajiza a trechos, a trechos de color gredoso, dividida toda en triangulos y cuadrilateros amarillos o negruzcos, pardos o ligeramente verdegueados,[20] semejaba en cierto modo a la capa del harapiento que se pone al sol. Sobre aquella capa miserable el cristianismo y el islamismo habian trabado epicas batallas. Gloriosos campos, si, pero los combates de antano les habian dejado horribles.

  --Me parece que hoy picara el sol, Sr. Licurgo--dijo el[25] caballero, desembarazandose un poco del abrigo en que se envolvia.--iQue triste camino! No se ve ni un solo arbol en todo lo que alcanza la vista. Aqui todo es al reves. La ironia no cesa. ?Por que, si no hay aqui alamos grandes ni chicos, se ha de llamar esto los _Alamillos_?

  [30] El tio Licurgo no contesto a la pregunta, porque con toda su alma atendia a ciertos lejanos ruidos que de improviso se oyeron, y con ademan intranquilo detuvo su cabalgadura, mientras exploraba el camino y los cerros lejanos con sombria mirada.

  --?Que hay?--pregunto el viajero, deteniendose tambien. 9

  --?Trae usted armas, D. Jose?

  --Un revolver.... iAh! ya comprendo. ?Hay[5] ladrones?

  --Puede...--repuso el labriego con mucho recelo.-- Me parece que sono un tiro.

  --Alla lo veremos... iadelante!--dijo el caballero picando su jaca.--No seran tan temibles.

  [10] --Calma, Sr. D. Jose--exclamo el aldeano deteniendole. --Esa gente es mas mala que Satanas. El otro dia asesinaron a dos caballeros que iban a tomar el tren.... Dejemonos de fiestas. Gasparon el Fuerte, Pepito Chispillas, Merengue y Ahorca Suegras no me veran la cara en mis[15] dias. Echemos por la vereda.

  --Adelante, Sr. Licurgo.

  --Atras, Sr. D. Jose--replico el labriego con afligido acento.--Usted no sabe bien que gente es esa. Ellos fueron los que en el mes pasado robaron de la iglesia del[20] Carmen el copon, la corona de la Virgen y dos candeleros; ellos fueron los que hace dos anos robaron el tren que iba para Madrid.

  Don Jose, al oir tan lamentables antecedentes, sintio que aflojaba un poco su intrepidez.

  [25] --?Ve usted aquel cerro grande y empinado que hay alla lejos? Pues alli se esconden esos picaros en unas cuevas que llaman la _Estancia de los Caballeros_.

  --iDe los Caballeros!

  --Si senor. Bajan al camino real, cuando la Guardia[30] civil se descuida, y roban lo que pueden. ?No ve usted mas alla de la vuelta del camino una cruz, que se puso en memoria de la muerte que dieron al alcalde de Villahorrenda cuando las elecciones?

  --Si, veo la cruz.

  --Alli hay una casa vieja, en la cual se esconden para 10 aguardar a los tragineros. A aquel sitio llamamos las _Delicias_.

  --iLas Delicias!...

  [5] --Si todos los que han sido muertos y robados al pasar por ahi resucitaran, podria formarse con ellos un ejercito.

  Cuando esto decian, oyeronse mas de cerca los tiros, lo
que turbo un poco el esforzado corazon de los viajantes,[10] pero no el del zagalillo que, retozando de alegria, pidio al Sr. Licurgo licencia para adelantarse y ver la batalla que tan cerca se habia trabado. Observando la decision del muchacho, avergonzose D. Jose de haber sentido miedo, o cuando menos un poco de respeto a los ladrones, y exclamo,[15] espoleando la jaca:

  --Pues alla iremos todos. Quizas podamos prestar auxilio a los infelices viajeros que en tan gran aprieto se ven, y poner las peras a cuarto a los _caballeros_.

  Esforzabase el labriego en convencer al joven de la temeridad[20] de sus propositos, asi como de lo inutil de su generosa idea, porque los robados robados estaban y quizas muertos, y en situacion de no necesitar auxilio de nadie. Insistia el senor a pesar de estas sesudas advertencias, contestaba el aldeano, poniendo la mas viva resistencia, cuando la presencia[25] de dos o tres carromateros que por el camino abajo tranquilamente venian conduciendo una galera, puso fin a la cuestion. No debia de ser grande el peligro, cuando tan sin cuidado venian aquellos, cantando alegres coplas; y asi fue en efecto, porque los tiros, segun dijeron, no eran disparados[30] por los ladrones, sino por la Guardia civil, que de este modo queria cortar el vuelo a media docena de cacos que ensartados conducia a la carcel de la villa.

  --Ya, ya se lo que ha sido--dijo Licurgo, senalando leve humareda que a mano derecha del camino y a regular distancia se descubria.--Alli les han escabechado. Esto 11 pasa un dia si y otro no.

  El caballero no comprendia.

  --Yo le aseguro al Sr. D. Jose--anadio con energia el[5] legislador lacedemonio,--que esta muy retebien hecho; porque de nada sirve formar causa a esos pillos. El juez les marea un poco y despues les suelta. Si al cabo de seis anos de causa, alguno va a presidio, a lo mejor se escapa, o le indultan y vuelve a la Estancia de los Caballeros. Lo[10] mejor es esto: ifuego en ellos! Se les lleva a la carcel, y cuando se pasa por un lugar a proposito... "iah! perro, que te quieres escapar... pum, pum".... Ya esta hecha la sumaria, requeridos los testigos, celebrada la vista, dada la sentencia.... Todo en un minuto. Bien[15] dicen, que si mucho sabe la zorra, mas sabe el que la toma.

  --Pues adelante, y apretemos el paso, que este camino, a mas de largo, no tiene nada de ameno--dijo Rey.

  Al pasar junto a las Delicias, vieron, a poca distancia del camino, a los guardias que minutos antes habian ejecutado[20] la extrana sentencia que el lector sabe. Mucha pena causo al zagalillo que no le permitieran ir a contemplar de cerca los palpitantes cadaveres de los ladrones, que en horroroso grupo se distinguian a lo lejos, y siguieron todos adelante. Pero no habian andado veinte pasos, cuando sintieron el[25] galopar de un caballo que tras ellos venia con tanta rapidez, que por momentos les alcanzaba. Volviose nuestro viajero y vio un hombre, mejor dicho, un Centauro, pues no podia concebirse mas perfecta armonia entre caballo y ginete, el cual era de complexion recia y sanguinea, ojos grandes,[30] ardientes, cabeza ruda, negros bigotes, mediana edad y el aspecto en general brusco y provocativo, con indicios de fuerza en toda su persona. Montaba un soberbio caballo de pecho carnoso, semejante a los del Partenon, enjaezado segun el modo pintoresco del pais, y sobre la grupa llevaba una gran balija de cuero, en cuya tapa se veia en letras 12 gordas la palabra _Correo_.

  --Hola, buenos dias, Sr. Caballuco--dijo Licurgo, saludando al ginete, cuando estuvo cerca.--iComo le hemos[5] tomado la delantera! pero usted llegara antes si se pone a ello.

  --Descansemos un poco--repuso el senor Caballuco, poniendo su cabalgadura al paso de la de nuestros viajeros, y observando atentamente al mas principal de los tres.--[10] Puesto que hay tan buena compana....

  --El senor--dijo Licurgo sonriendo,--es el sobrino de dona Perfecta.

  --iAh!... por muchos anos... muy senor mio y mi dueno....

  [15] Ambos personajes se saludaron, siendo de notar que Caballuco hizo sus urbanidades con una expresion de altaneria y superioridad que revelaba cuando menos la conciencia de un gran valer o de una alta posicion en la comarca. Cuando el orgulloso ginete se aparto y por breve momento[20] se detuvo hablando con dos Guardias civiles que llegaron al camino, el viajero pregunto a su guia:

  --?Quien es este pajaro?

  --?Quien ha de ser? Caballuco.

  --?Y quien es Caballuco?

  [25] --iToma!... ?pero no le ha oido usted nombrar?-- dijo el labriego, asombrado de la ignorancia supina del sobrino de dona Perfecta.--Es un hombre muy valiente, gran ginete, y el primer caballista de todas estas tierras a la redonda. En Orbajosa le queremos mucho; pues el es...[30] dicho sea en verdad... tan bueno como la bendicion de Dios... Ahi donde le ve, es un cacique tremendo, y el Gobernador de la provincia se le quita el sombrero.

  --Cuando hay elecciones...

  --Y el Gobierno de Madrid le escribe oficios con mucha vuecencia en el retulo.... Tira a la barra como un San 13 Cristobal, y todas las armas las maneja como manejamos nosotros nuestros propios dedos. Cuando habia fielato no podian con el, y todas las noches sonaban tiros en las[5] puertas de la ciudad... Tiene una gente que vale cualquier dinero, porque lo mismo es para un fregado que para un barrido.... Favorece a los pobres, y el que venga de fuera y se atreva a tentar el pelo de la ropa a un hijo de Orbajosa, ya puede verse con el.... Aqui no vienen[10] casi nunca soldados de los Madriles; cuando han estado, todos los dias corria la sangre, porque Caballuco les buscaba camorra por un no y por un si. Ahora parece que vive en la pobreza y se ha quedado con la conduccion del correo; pero esta metiendo fuego en el Ayuntamiento para que haya[15] otra vez fielato y rematarlo el. No se como no le ha oido usted nombrar en Madrid, porque es hijo de un famoso Caballuco que estuvo en la faccion, el cual Caballuco padre era hijo de otro Caballuco abuelo, que tambien estuvo en la faccion de mas alla.... Y como ahora andan diciendo que[20] vuelve a haber faccion, porque todo esta torcido y revuelto, tememos que Caballuco se nos vaya tambien a ella, poniendo fin de esta manera a las hazanas de su padre y abuelo, que por gloria nuestra nacieron en esta ciudad.

  Sorprendido quedo nuestro viajero al ver la especie de[25] caballeria andante que aun subsistia en los lugares que visitaba, pero no tuvo ocasion de hacer nuevas preguntas, porque el mismo que era objeto de ellas se les incorporo, diciendo de mal talante:

  --La Guardia civil ha despachado a tres. Ya le he dicho[30] al cabo que se ande con cuidado. Manana hablaremos el Gobernador de la provincia y yo....

  --?Va usted a X?

  --No, que el Gobernador viene aca, senor Licurgo; sepa usted que nos van a meter en Orbajosa un par de regimientos.

  --Si--dijo vivamente el viajero, sonriendo.--En Madrid 14 oi decir que habia temor de que se levantaran en este pais algunas partidillas... Bueno es prevenirse.

  --En Madrid no dicen mas que desatinos...--exclamo[5] violentamente el Centauro, acompanando su afirmacion de una retahila de vocablos de esos que levantan ampolla. En Madrid no hay mas que pilleria... ?A que nos mandan soldados? ?Para sacarnos mas contribuciones y un par de quintas seguidas? iPor vida de!... que si no hay[10] faccion deberia haberla. Con que usted--anadio, mirando socarronamente al joven caballero,--?con que usted es el sobrino de dona Perfecta?

  Esta salida de tono y el insolente mirar del bravo enfadaron al joven.

  [15] --Si, senor. ?Se le ofrece a usted algo?

  --Soy amigo de la senora y la quiero como a las ninas de mis ojos--dijo Caballuco.--Puesto que usted va a Orbajosa, alla nos veremos.

  Y sin decir mas pico espuelas a su corcel, el cual, partiendo[20] a escape, desaparecio entre una nube de polvo.

  Despues de media hora de camino, durante la cual el Sr. D. Jose no se mostro
muy comunicativo, ni el Sr. Licurgo tampoco, aparecio a los ojos de entrambos apinado y viejo caserio asentado en una loma, y del cual se destacaban[25] algunas negras torres y la ruinosa fabrica de un despedazado castillo en lo mas alto. Un amasijo de paredes deformes de casuchas de tierra pardas y polvorosas como el suelo, formaba la base, con algunos fragmentos de almenadas murallas, a cuyo amparo mil chozas humildes alzaban[30] sus miserables frontispicios de adobes, semejantes a caras anemicas y hambrientas que pedian una limosna al pasajero. Pobrisimo rio cenia, como un cinturon de hojalata, el pueblo, refrescando al pasar algunas huertas, unica frondosidad que alegraba la vista. Entraba y salia la gente en caballerias o a pie, y el movimiento humano, aunque pequeno, 15 daba cierta apariencia vital a aquella gran morada, cuyo aspecto arquitectonico era mas bien de ruina y muerte que de progreso y vida. Los innumerables y repugnantes[5] mendigos que se arrastraban a un lado y otro del camino, pidiendo el obolo del pasajero, ofrecian lastimoso espectaculo. No podian verse existencias que mejor cuadraran, ni que mas apropiadas fueran a las grietas de aquel sepulcro, donde una ciudad estaba no solo enterrada sino tambien[10] podrida. Cuando nuestros viajeros se acercaban, algunas campanas tocando desacordemente indicaban con su expresivo son que aquella momia tenia todavia un alma.

  Llamabase Orbajosa, ciudad que no en Geografia caldea o cophta, sino en la de Espana, figura con 7,324 habitantes,[15] Ayuntamiento, sede episcopal, partido judicial, seminario, deposito de caballos sementales, instituto de segunda ensenanza y otras prerogativas oficiales.

  --Estan tocando a misa mayor en la catedral--dijo el tio Licurgo.--Llegamos antes de lo que pense.

  [20] --El aspecto de su patria de usted--dijo el caballero, examinando el panorama que delante tenia,--no puede ser mas desagradable. La historica ciudad de Orbajosa,[1] cuyo nombre es, sin duda, corrupcion de _urbs augusta_, parece un gran muladar.

  [Nota 1: Ya se ha dicho que todos los nombres locales son imaginarios.]

  [25] --Es que de aqui no se ven mas que los arrabales--afirmo con disgusto el guia.--Cuando entre usted en la calle Real y en la del Condestable, vera fabricas tan hermosas como la de la catedral.

  --- No quiero hablar mal de Orbajosa antes de conocerla--dijo[30] el caballero.--Lo que he dicho no es tampoco senal de desprecio; que humilde y miserable, lo mismo que hermosa y soberbia, esa ciudad sera siempre para mi muy querida, no solo por ser patria de mi madre, sino porque en ella viven personas a quienes amo ya sin conocerlas. Entremos, 16 pues, en la ciudad _augusta_.

  Subian ya por una calzada proxima a las primeras calles, e iban tocando las tapias de las huertas.

  [5] --?Ve usted aquella gran casa que esta al fin de esta gran huerta por cuyo bardal pasamos ahora?--dijo el tio Licurgo, senalando el enorme paredon revocado de la unica vivienda que tenia aspecto de habitabilidad comoda y alegre.

  --Ya... ?aquella es la vivienda de mi tia?

  [10] --Justo y cabal. Lo que vemos es la parte trasera de la casa. El frontis da a la calle del Condestable, y tiene cinco balcones de hierro que parecen cinco castillos. Esta hermosa huerta que hay tras la tapia es la de la casa, y si usted se alza sobre los estribos, la vera toda desde aqui.

  [15] --Pues estamos ya en casa--dijo el caballero.--?No se puede entrar por aqui?

  --Hay una puertecilla; pero la senora la mando tapiar.

  El caballero se alzo sobre los estribos, y alargando cuanto pudo la cabeza, miro por encima de las bardas.

  [20] --Veo la huerta toda--indico.--Alli, bajo aquellos arboles, esta una mujer, una chiquilla... una senorita....

  --Es la senorita Rosario--repuso Licurgo.

  Y al instante se alzo tambien sobre los estribos para mirar.

  [25] --iEh! senorita Rosario--grito, haciendo con la derecha mano gestos muy significativos.--Ya estamos aqui... aqui le traigo a su primo.

  --Nos ha visto--dijo el caballero, estirando el pescuezo hasta el ultimo grado.--Pero si no me engano, al lado de[30] ella esta un clerigo... un senor sacerdote.

  --Es el senor Penitenciario--repuso con naturalidad el labriego.

  --Mi prima nos ve... deja solo al clerigo, y echa a correr hacia la casa... Es bonita....

  --Como un sol. 17

  --Se ha puesto mas encarnada que una cereza. Vamos, vamos, Sr. Licurgo.