IX
=La desavenencia sigue creciendo y amenaza convertirse en discordia=
Junto a la negra sotana se destaco un sonrosado y fresco rostro. Jacintito saludo a nuestro joven, no sin cierto embarazo.
Era uno de esos chiquillos precoces a quienes la indulgente[30] Universidad lanza antes de tiempo a las arduas luchas del mundo, haciendoles creer que son hombres porque son 52 doctores. Tenia Jacintito semblante agraciado y carilleno, con mejillas de rosa como una muchacha, y era rechoncho de cuerpo, de estatura pequena, tirando un poco a pequenisima,[5] y sin mas pelo de barba que el suave bozo que lo anunciaba. Su edad excedia poco de los veinte anos. Habiase educado desde la ninez bajo la direccion de su excelente y discreto tio, con lo cual dicho se esta que el tierno arbolito no se torcio al crecer. Una moral severa le[10] mantenia constantemente derecho, y en el cumplimiento de sus deberes escolasticos apenas tenia pero. Concluidos los estudios universitarios con aprovechamiento asombroso, pues no hubo clase en que no ganase las mas eminentes notas, empezo a trabajar, prometiendo con su aplicacion y[15] buen tino para la abogacia perpetuar en el foro el lozano verdor de los laureles del aula.
A veces era travieso como un nino, a veces formal como un hombre. En verdad, en verdad, que si a Jacintito no le gustaran un poco, y aun un mucho, las lindas muchachas,[20] su buen tio le creeria perfecto. No dejaba de sermonearle a todas horas, apresurandose a cortarle los audaces vuelos; pero ni aun esta inclinacion mundana del jovenzuelo lograba enfriar el mucho amor que nuestro buen canonigo tenia al encantador retono de su cara sobrina Maria Remedios.[25] En tratandose del abogadillo, todo cedia. Hasta las graves y metodicas practicas del buen sacerdote se alteraban siempre que se tratase de algun asunto referente a su precoz pupilo. Aquel metodo riguroso y fijo como un sistema planetario, solia perder su equilibrio cuando Jacintito[30] estaba enfermo o tenia que hacer un viaje. iInutil celibato el de los clerigos! Si el Concilio de Trento les prohibe tener hijos, Dios, no el Demonio, les da sobrinos para que conozcan los dulces afanes de la paternidad.
Examinadas imparcialmente las cualidades de aquel aprovechado nino, era imposible desconocer que no carecia de 53 merito. Su caracter era por lo comun inclinado a la honradez, y las acciones nobles despertaban franca admiracion en su alma. Respecto a sus dotes intelectuales y a su saber[5] social, tenia todo lo necesario para ser con el tiempo una notabilidad de estas que tanto abundan en Espana; podia ser lo que a todas horas nos complacemos en llamar hiperbolicamente un _distinguido patricio_ o _un eminente hombre publico_, especies que por su mucha abundancia apenas son apreciadas[10] en su justo valor. En aquella tierna edad en que el grado universitario sirve de soldadura entre la puericia y la virilidad, pocos jovenes, mayormente cuando han sido mimados por sus maestros, estan libres de una pedanteria fastidiosa, que si les da gran prestigio junto al sillon de sus[15] mamas, es muy risible entre hombres hechos y formales. Jacintito tenia este defecto, disculpable no solo por sus pocos anos, sino porque su buen tio fomentaba aquella vanidad pueril con imprudentes aplausos.
Luego que los cuatro se reunieron, continuaron paseando.[20] Jacinto callaba. El canonigo, volviendo al interrumpido tema de los _piros_ que se habian de ingertar y de las _vitis_ que se debian poner en orden, dijo:
--Ya se que D. Jose es un gran agronomo.
--Nada de eso; no se una palabra--repuso el joven,[25] viendo con mucho disgusto aquella mania de suponerle instruido en todas las ciencias.
--iOh! si; un gran agronomo--anadio el Penitenciario;--pero en asuntos de agronomia no me citen tratados novisimos. Para mi toda esa ciencia, Sr. de Rey, esta condensada[30] en lo que yo llamo la _Biblia del campo_, en las _Georgicas_ del inmortal latino. Todo es admirable, desde aquella gran sentencia _Nec vero terrae ferre omnes omnia possunt_, es decir, que no todas las tierras sirven para todos los arboles, Sr. D. Jose, hasta el minucioso tratado de las abejas, en que el poeta explana lo concerniente a estos doctos animalitos, y 54 define al zangano, diciendo:
......................._Ille horridus alter Desidia, latamque trahens inglorius alvum_,
[5] de figura horrible y perezosa, arrastrando el innoble vientre pesado, Sr. D. Jose....
--Hace usted bien en traducirmelo--dijo Pepe,--porque entiendo muy poco el latin.
--iOh! los hombres del dia ?para que habian de entretenerse[10] en estudiar antiguallas?--anadio el canonigo con ironia.--Ademas, en latin solo han escrito los calzonazos como Virgilio, Ciceron y Tito Livio. Yo, sin embargo, estoy por lo contrario, y sea testigo mi sobrino, a quien he ensenado la sublime lengua. El tunante sabe mas que yo.[15] Lo malo es que con las lecturas modernas lo va olvidando, y el mejor dia se encontrara que es un ignorante, sin sospecharlo. Porque, senor D. Jose, a mi sobrino le ha dado por entretenerse con libros novisimos y teorias extravagantes, y todo es Flammarion arriba y abajo, y nada mas sino que las[20] estrellas estan llenas de gente. Vamos, se me figura que ustedes dos van a hacer buenas migas. Jacinto, ruegale a este caballero que te ensene las matematicas sublimes, que te instruya en lo concerniente a los filosofos alemanes, y ya eres un hombre.
[25] El buen clerigo se reia de sus propias ocurrencias, mientras Jacinto, gozoso de ver la conversacion en terreno tan de su gusto, se excuso con Pepe Rey, y de buenas a primeras le descargo esta pregunta:
--Digame el Sr. D. Jose, ?que piensa usted del Darwinismo?
[30] Sonrio nuestro joven al oir pedanteria tan fuera de sazon, y de buena gana excitara al joven a seguir por aquella senda de infantil vanidad; pero creyendo mas prudente no intimar mucho con el sobrino ni con el tio, contesto sencillamente:
--Yo no puedo pensar nada de las doctrinas de Darwin, 55 porque apenas las conozco. Los trabajos de mi profesion no me han permitido dedicarme a esos estudios.
--Ya--dijo el canonigo riendo.--Todo se reduce a que[5] descendemos de los monos... Si lo dijera solo por ciertas personas que yo conozco, tendria razon.
--La teoria de la seleccion natural--anadio enfaticamente Jacinto,--dicen que tiene muchos partidarios en Alemania.
--No lo dudo--dijo el clerigo.--En Alemania no debe[10] sentirse que esa teoria sea verdadera, por lo que toca a Bismarck.
Dona Perfecta y el Sr. D. Cayetano aparecieron frente a los cuatro.
--iQue hermosa esta la tarde!--dijo la senora.--?Que[15] tal, sobrino, te aburres mucho?...
--Nada de eso--repuso el joven.
--No me lo niegues. De eso veniamos hablando Cayetano y yo. Tu estas aburrido, y te empenas en disimularlo. No todos los jovenes de estos tiempos tienen la abnegacion[20] de pasar su juventud, como Jacinto, en un pueblo donde no hay Teatro Real, ni Bufos, ni bailarinas, ni filosofos, ni ateneos, ni papeluchos; ni Congresos, ni otras diversiones y pasatiempos.
--Yo estoy aqui muy bien--repuso Pepe.--Ahora le[25] estaba diciendo a Rosario que esta ciudad y esta casa me son tan agradables, que me gustaria vivir y morir aqui.
Rosario se puso muy encendida y los demas callaron. Sentaronse todos en una glorieta, apresurandose Jacinto a ocupar el lugar a la izquierda de la senorita.
[30] --Mira, sobrino, tengo que advertirte una cosa--dijo dona Perfecta, con aquella risuena expresion de bondad que emanaba de su alma, como de la flor el aroma.--Pero no vayas a creer que te reprendo, ni que te doy lecciones: tu no eres nino y facilmente comprenderas mis ideas.
--Riname usted, querida tia; que sin duda lo merecere--replico 56 Pepe, que ya empezaba a acostumbrarse a las bondades de la hermana de su padre.
--No, no es mas que una advertencia. E
stos senores[5] veran como tengo razon.
Rosarito oia con toda su alma.
--Pues no es mas--anadio la senora,--sino que cuando vuelvas a visitar nuestra hermosa catedral procures estar en ella con un poco mas de recogimiento.
[10] --Pues ?que he hecho yo?
--No extrano que tu mismo no conozcas tu falta--indico la senora con aparente jovialidad.--Es natural; acostumbrado a entrar con la mayor desenvoltura en los ateneos, clubs, academias y congresos, crees que de la misma manera[15] se puede entrar en un templo donde esta la Divina Majestad.
--Pero senora, dispenseme usted--dijo Pepe, con gravedad.--Yo he entrado en la catedral con la mayor compostura.
--Si no te rino, hombre, si no te rino. No lo tomes asi,[20] porque tendre que callarme. Senores, disculpen ustedes a mi sobrino. No es de extranar un descuidillo, una distraccion... ?Cuantos anos hace que no pones los pies en lugar sagrado?
--Senora, yo juro a usted... Pero en fin, mis ideas[25] religiosas podran ser lo que se quiera; pero acostumbro guardar la mayor compostura dentro de la iglesia.
--Lo que yo aseguro... vamos, si te has de ofender, no sigo... lo que aseguro es que muchas personas lo notaron esta manana. Notaronlo los senores de Gonzalez,[30] dona Robustiana, Serafinita, en fin... con decirte que llamaste la atencion del senor obispo... Su Ilustrisima me dio las quejas esta tarde en casa de mis primas. Dijome que no te mando plantar en la calle porque le dijeron que eras sobrino mio.
Rosario contemplaba con angustia el rostro de su primo, 57 procurando adivinar sus contestaciones antes que las diera.
--Sin duda me han tomado por otro.
--No... no... fuiste tu... Pero no vayas a ofenderte,[5] que aqui estamos entre amigos y personas de confianza. Fuiste tu, yo misma te vi.
--iUsted!
--Justamente. ?Negaras que te pusiste a examinar las pinturas, pasando por un grupo de fieles que estaban oyendo[10] misa?... Te juro que me distraje de tal modo con tus idas y venidas, que... Vamos... es preciso que no lo vuelvas a hacer. Luego entraste en la capilla de San Gregorio; alzaron en el altar mayor y ni siquiera te volviste para hacer una demostracion de religiosidad. Despues[15] atravesaste de largo a largo la iglesia, te acercaste al sepulcro del Adelantado, pusiste las manos sobre el altar, pasaste en seguida otra vez por entre el grupo de los fieles, llamando la atencion. Todas las muchachas te miraban y tu parecias satisfecho de perturbar tan lindamente la devocion y ejemplaridad[20] de aquella buena gente.
--iDios mio! iTodo lo que he hecho!...--exclamo Pepe, entre enojado y risueno.--Soy un monstruo y ni siquiera lo sospechaba.
--No, bien se que eres un buen muchacho--dijo dona[25] Perfecta, observando el semblante afectadamente serio e inmutable del canonigo, que parecia tener por cara una mascara de carton.--Pero, hijo, de pensar las cosas a manifestarlas asi con cierto desparpajo, hay una distancia que el hombre prudente y comedido no debe salvar nunca.[30] Bien se que tus ideas son... no te enfades; si te enfadas, me callo... digo que una cosa es tener ideas religiosas y otra manifestarlas... Me guardare muy bien de vituperarte porque creas que no nos crio Dios a su imagen y semejanza, sino que descendemos de los micos; ni porque niegues la existencia del alma, asegurando que esta es una 58 droga como los papelillos de magnesia o de ruibarbo que se venden en la botica....
--Senora, por Dios...--exclamo Pepe con disgusto.--Veo[5] que tengo muy mala reputacion en Orbajosa.
Los demas seguian guardando silencio.
--Pues decia que no te vituperare por esas ideas... Ademas de que no tengo derecho a ello, si me pusiera a disputar contigo, tu, con tu talentazo descomunal, me confundirias[10] mil veces... no, nada de eso. Lo que digo es que estos pobres y menguados habitantes de Orbajosa son piadosos y buenos cristianos, si bien ninguno de ellos sabe filosofia alemana; por lo tanto no debes despreciar publicamente sus creencias.
[15] --Querida tia--dijo el ingeniero con gravedad.--Ni yo he despreciado las creencias de nadie, ni yo tengo las ideas que usted me atribuye. Quizas haya estado un poco irrespetuoso en la iglesia; soy algo distraido. Mi entendimiento y mi atencion estaban fijos en la obra arquitectonica, y[20] francamente no adverti... pero no era esto motivo para que el senor obispo intentase echarme a la calle, y usted me supusiera capaz de atribuir a un papelillo de la botica las funciones del alma. Puedo tolerar eso como broma, nada mas que como broma.
[25] Pepe Rey sentia en su espiritu excitacion tan viva, que a pesar de su mucha prudencia y mesura no pudo disimularla.
--Vamos, veo que te has enfadado--dijo dona Perfecta, bajando los ojos y cruzando las manos.--iTodo sea por[30] Dios! Si hubiera sabido que lo tomabas asi, no te habria dicho nada. Pepe, te ruego que me perdones.
Al oir esto y al ver la actitud sumisa de su bondadosa tia, Pepe se sintio avergonzado de la dureza de sus anteriores palabras, y procuro serenarse. Sacole de su embarazosa situacion el venerable Penitenciario, que sonriendo 59 con su habitual benevolencia, hablo de este modo:
--Senora dona Perfecta, es preciso tener tolerancia con los artistas... ioh! yo he conocido muchos. Estos[5] senores, como vean delante de si una estatua, una armadura mohosa, un cuadro podrido o una pared vieja, se olvidan de todo. El Sr. D. Jose es artista, y ha visitado nuestra catedral, como la visitan los Ingleses, los cuales de buena gana se llevarian a sus museos hasta la ultima baldosa de[10] ella... Que estaban los fieles rezando; que el sacerdote alzo la Sagrada Hostia; que llego el instante de la mayor piedad y recogimiento; pues bien... ?que le importa nada de esto a un artista? Es verdad que yo no se lo que vale el arte, cuando se le disgrega de los sentimientos que[15] expresa... pero en fin, hoy es costumbre adorar la forma, no la idea... Libreme Dios de meterme a discutir este tema con el Sr. D. Jose, que sabe tanto, y argumentando con la primorosa sutileza de los modernos, confundiria al punto mi espiritu, en el cual no hay mas que fe.
[20] --El empeno de ustedes de considerarme como el hombre mas sabio de la tierra, me mortifica bastante--dijo Pepe, recobrando la dureza de su acento.--Tenganme por tonto; que prefiero la fama de necio a poseer esa ciencia de Satanas que aqui me atribuyen.
[25] Rosarito se echo a reir, y Jacinto creyo llegado el momento mas oportuno para hacer ostentacion de su erudita personalidad.
--El panteismo o panenteismo estan condenados por la Iglesia, asi como por las doctrinas de Schopenhauer y el[30] moderno Hartmann.
--Senores y senoras--manifesto gravemente el canonigo,--los hombres que consagran culto tan fervoroso al arte, aunque solo sea atendiendo a la forma, merecen el mayor respeto. Mas vale ser artista y deleitarse ante la belleza, aunque solo este representada en las ninfas desnudas, que 60 ser indiferente y descreido en todo. En espiritu que se consagra a la contemplacion de la belleza no entrara completamente el mal. _Est Deus in nobis... Deus_, entiendase[5] bien. Siga, pues, el senor D. Jose admirando los prodigios de nuestra iglesia; que por mi parte le perdonare de buen grado las irreverencias, salva la opinion del senor prelado.
--Gracias, Sr. D. Inocencio--dijo Pepe, sintiendo en si[10] punzante y revoltoso el sentimiento de hostilidad hacia el astuto canonigo y no pudiendo dominar el deseo de mortificarle. --Por lo demas, no crean ustedes que absorbian mi atencion las bellezas artisticas de que suponen lleno el templo. Esas bellezas, fuera de la imponente arquitectura[15] de una parte del edificio y de los tres sepulcros que hay en las capillas del abside y de algunos entalles del coro, yo no las veo en ninguna parte. Lo que ocupaba mi entendimiento era la consideracion de la deplorable decadencia de las artes religiosas, y no me causaban asombro, sino colera,[20] las innumerables monstruosidades
artisticas de que esta llena la catedral.
El estupor de los circunstantes fue extraordinario.
--No puedo resistir--anadio Pepe,--aquellas imagenes charoladas y bermellonadas, tan semejantes, perdoneme[25] Dios la comparacion, a las munecas con que juegan las ninas grandecitas. ?Que puedo decir de los vestidos de teatro con que las cubren? Vi un San Jose con manto, cuya facha no quiero calificar por respeto al Santo Patriarca y a la Iglesia que le adora. En los altares se acumulan[30] imagenes del mas deplorable gusto artistico, y la multitud de coronas, ramos, estrellas, lunas y demas adornos de metal o papel dorado forman un aspecto de quincalleria que ofende el sentimiento religioso y hace desmayar nuestro espiritu. Lejos de elevarse a la contemplacion religiosa, se abate, y la idea de lo comico le perturba. Las grandes 61 obras del arte, dando formas sensibles a las ideas, a los dogmas, a la fe, a la exaltacion mistica, realizan mision muy noble. Los mamarrachos y las aberraciones del gusto, las[5] obras grotescas con que una piedad mal entendida llena las iglesias, tambien cumplen su objeto; pero este es bastante triste: fomentan la supersticion, enfrian el entusiasmo, obligan a los ojos del creyente a apartarse de los altares, y con los ojos se apartan las almas que no tienen fe muy profunda[10] ni muy segura.
--La doctrina de los iconoclastas--dijo Jacintito,--tambien parece que esta muy extendida en Alemania.
--Yo no soy iconoclasta, aunque prefiero la destruccion de todas las imagenes a esta exhibicion de chocarrerias de[15] que me ocupo--continuo el joven.--Al ver esto, es licito defender que el culto debe recobrar la sencillez augusta de los antiguos tiempos; pero no: no se renuncie al auxilio admirable que las artes todas, empezando por la poesia y acabando por la musica, prestan a las relaciones entre el[20] hombre y Dios. Vivan las artes, desplieguese la mayor pompa en los ritos religiosos. Yo soy partidario de la pompa....
--Artista, artista y nada mas que artista--exclamo el canonigo, moviendo la cabeza con expresion de lastima.--Buenas[25] pinturas, buenas estatuas, bonita musica... Gala de los sentidos, y el alma que se la lleve el Demonio.
--Y a proposito de musica--dijo Pepe Rey, sin advertir el deplorable efecto que sus palabras producian en la madre y la hija,--figurense ustedes que dispuesto estaria mi espiritu[30] a la contemplacion religiosa al visitar la catedral, cuando de buenas a primeras y al llegar al ofertorio en la misa mayor, el senor organista toco un pasaje de _La Traviata_.
--En eso tiene razon el Sr. de Rey--dijo el abogadillo enfaticamente.--El senor organista toco el otro dia todo el brindis y el wals de la misma opera y despues un rondo de 62 _La Gran Duquesa_.
--Pero cuando se me cayeron las alas del corazon--continuo el ingeniero implacablemente,--fue cuando vi[5] una imagen de la Virgen que parece estar en gran veneracion, segun la mucha gente que ante ella habia y la multitud de velas que la alumbraban. La han vestido con ahuecado ropon de terciopelo bordado de oro, de tan extrana forma que supera a las modas mas extravagantes del dia. Desaparece[10] su cara entre un follaje espeso, compuesto de mil suertes de encajes rizados con tenacillas, y la corona de media vara de alto, rodeada de rayos de oro, es un disforme catafalco que le han armado sobre la cabeza. De la misma tela y con los mismos bordados son los pantalones del Nino[15] Jesus... No quiero seguir, porque la descripcion de como estan la madre y el hijo me llevaria quizas a cometer alguna irreverencia. No dire mas, sino que me fue imposible tener la risa y que por breve rato contemple la profanada imagen, exclamando: "iMadre y senora mia, como te han puesto!"
[20] Concluidas estas palabras, Pepe observo a sus oyentes, y aunque a causa de la sombra crepuscular no se distinguian bien los semblantes, creyo ver en alguno de ellos senales de amarga consternacion.
--Pues Sr. D. Jose--exclamo vivamente el canonigo,[25] riendo y con expresion de triunfo,--esa imagen que a la filosofia y panteismo de usted parece tan ridicula, es nuestra Senora del Socorro, patrona y abogada de Orbajosa, cuyos habitantes la veneran de tal modo que serian capaces de arrastrar por las calles al que hablase mal de ella. Las[30] cronicas y la historia, senor mio, estan llenas de los milagros que ha hecho, y aun hoy dia vemos constantemente pruebas irrecusables de su proteccion. Ha de saber usted tambien que su senora tia dona Perfecta es camarera mayor de la Santisima Virgen del Socorro, y que ese vestido que a usted le parece tan grotesco... pues... digo que ese 63 vestido tan grotesco a los impios ojos de usted, salio de esta casa, y que los pantalones del Nino obra son juntamente de la maravillosa aguja y de la acendrada piedad de[5] su prima de usted, Rosarito, que nos esta oyendo.
Pepe Rey se quedo bastante desconcertado. En el mismo instante levantose bruscamente dona Perfecta, y sin decir una palabra se dirigio hacia la casa, seguida por el senor Penitenciario. Levantaronse tambien los restantes.[10] Disponiase el aturdido joven a pedir perdon a su prima por la irreverencia, cuando observo que Rosarito lloraba. Clavando en su primo una mirada de amistosa y dulce reprension, exclamo:
--iPero que cosas tienes!
[15] Oyose la voz de dona Perfecta que con alterado acento gritaba:
--iRosario, Rosario!
Esta corrio hacia la casa.