Page 15 of Residence on Earth


  make a garland on his green head,

  and sad deceased vegetables

  and nocturnal boards surround him,

  and in him still sleep half-open doves

  with eyes of subterranean cement.

  Sweet Count, in the mist,

  oh recently awakened from the mines,

  oh recently dry from the riverless water,

  oh recently spiderless!

  Minutes creak in your nascent feet,

  your murdered sex rises up,

  and you raise your hand where still

  lives the secret of the foam.

  * * *

  *A Spanish poet and satirist (1582-1622).—D.D.W.

  VI

  EL RELOJ CAÍDO EN EL MAR

  Hay tanta luz sombría en el espacio

  y tantas dimensiones de súbito amarillas,

  porque no cae el viento

  ni respiran las hojas.

  Es un día domingo detenido en el mar,

  un día como un buque sumergido,

  una gota de tiempo que asaltan las escamas

  ferozmente vestidas de humedad transparente.

  Hay meses seriamente acumulados en una vestidura

  que queremos oler llorando con los ojos cerrados,

  y hay años en un solo ciego signo del agua

  depositada y verde,

  hay la edad que los dedos ni la luz apresaron,

  mucho más estimable que un abanico roto,

  mucho más silenciosa que un pie desenterrado,

  hay la nupcial edad de los días disueltos

  en una triste tumba que los peces recorren.

  Los pétalos del tiempo caen inmensamente

  como vagos paraguas parecidos al cielo,

  creciendo en torno, es apenas

  una campana nunca vista,

  una rosa inundada, una medusa, un largo

  latido quebrantado:

  pero no es eso, es algo que toca y

  gasta apenas,

  una confusa huella sin sonido ni pájaros,

  un desvanecimiento de perfumes y razas.

  El reloj que en el campo se tendió sobre el musgo

  y golpeó una cadera con su eléctrica forma

  corre desvencijado y herido bajo el agua temible

  que ondula palpitando de corrientes centrales.

  VI

  THE CLOCK FALLEN INTO THE SEA

  There is so much dark light in space

  and so many dimensions suddenly yellow

  because the wind does not fall

  and the leaves do not breathe.

  It is a Sunday day arrested in the sea,

  a day like a submerged ship,

  a drop of time assaulted by scales

  that are fiercely dressed in transparent dampness.

  There are months seriously accumulated in a vestment

  that we wish to smell weeping with closed eyes,

  and there are years in a single blind sign of water

  deposited and green,

  there is the age that neither fingers nor light captured,

  much more praiseworthy than a broken fan,

  much more silent than a disinterred foot,

  there is the nuptial age of the days dissolved

  in a sad tomb traversed by fish.

  The petals of time fall immensely

  like vague umbrellas looking like the sky,

  growing around, it is scarcely

  a bell never seen,

  a flooded rose, a jellyfish, a long

  shattered throbbing:

  but it’s not that, it’s something that scarcely touches and

  spends,

  a confused trace without sound or birds,

  a dissipation of perfumes and races.

  The clock that in the field stretched out upon the moss

  and struck a hip with its electric form

  runs rickety and wounded beneath the fearful water

  that ripples palpitating with central currents.

  VUELVE EL OTOÑO

  Un enlutado día cae de las campanas

  como una temblorosa tela de vaga viuda,

  es un color, un sueño

  de cerezas hundidas en la tierra,

  es una cola de humo que llega sin descanso

  a cambiar el color del agua y de los besos.

  No sé si se me entiende: cuando desde lo alto

  se avecina la noche, cuando el solitario poeta

  a la ventana oye correr el corcel del otoño

  y las hojas del miedo pisoteado crujen en sus arterias,

  hay algo sobre el cielo, como lengua de buey

  espeso, algo en la duda del cielo y de la atmósfera.

  Vuelven las cosas a su sitio,

  el abogado indispensable, las manos, el aceite,

  las botellas,

  todos los indicios de la vida: las camas, sobre todo,

  están llenas de un líquido sangriento,

  la gente deposita sus confianzas en sórdidas orejas,

  los asesinos bajan escaleras,

  pero no es esto, sino el viejo galope,

  el caballo del viejo otoño que tiembla y dura.

  El caballo del viejo otoño tiene la barba roja

  y la espuma del miedo le cubre las mejillas

  y el aire que le sigue tiene forma de océano

  y perfume de vaga podredumbre enterrada.

  Todos los días baja del cielo un color ceniciento

  que las palomas deben repartir por la tierra:

  la cuerda que el olvido y las lágrimas tejen,

  el tiempo que ha dormido largos años dentro de las campanas,

  todo,

  los viejos trajes mordidos, las mujeres que ven venir la nieve,

  las amapolas negras que nadie puede contemplar sin morir,

  todo cae a las manos que levanto

  en medio de la lluvia.

  AUTUMN RETURNS

  A day in mourning falls from the bells

  like a trembling vague-widow cloth,

  it is a color, a dream

  of cherries buried in the earth,

  it is a tail of smoke that restlessly arrives

  to change the color of the water and the kisses.

  I do not know if I make myself clear: when from on high

  night approaches, when the solitary poet

  at the window hears autumn’s steed running

  and the leaves of trampled fear rustle in his arteries,

  there is something over the sky, like the tongue of a thick

  ox, something in the doubt of the sky and the atmosphere.

  Things return to their places,

  the indispensable lawyer, the hands, the olive oil,

  the bottles,

  all the traces of life: the beds, above all,

  are filled with a bloody liquid,

  people deposit their confidences in sordid ears,

  assassins go down stairs,

  it is not this, however, but the old gallop,

  the horse of the old autumn that trembles and endures.

  The horse of the old autumn has a red beard

  and the foam of fear covers its cheeks

  and the air that follows it is shaped like an ocean

  and a perfume of vague buried putrefaction.

  Every day down from the sky comes an ashen color

  that doves must spread over the earth:

  the cord that forgetfulness and weeping weave,

  time that has slept long years within the bells,

  everything,

  the old tattered suits, the women who see snow coming,

  the black poppies that no one can look at without dying,

  everything falls into the hands that I lift

  in the midst of the rain.

  NO HAY OLVIDO (SONATA)

  Si me preguntáis en dónde he estado

  debo decir “ Sucede.”

  Debo de hablar del suelo que oscurecen las piedras,

  del río que d
urando se destruye:

  no sé sino las cosas que los pájaros pierden,

  el mar dejado atrás, o mi hermana llorando.

  Por qué tantas regiones, por qué un día

  se junta con un día? Por qué una negra noche

  se acumula en la boca? Por qué muertos?

  Si me preguntáis de dónde vengo, tengo que conversar con

  cosas rotas,

  con utensilios demasiado amargos,

  con grandes bestias a menudo podridas

  y con mi acongojado corazón.

  No son recuerdos los que se han cruzado

  ni es la paloma amarillenta que duerme en el olvido,

  sino caras con lágrimas,

  dedos en la garganta,

  y lo que se desploma de las hojas:

  la oscuridad de un día transcurrido,

  de un día alimentado con nuestra triste sangre.

  He aquí violetas, golondrinas,

  todo cuanto nos gusta y aparece

  en las dulces tarjetas de larga cola

  por donde se pasean el tiempo y la dulzura.

  Pero no penetremos más allá de esos dientes,

  no mordamos las cáscaras que el silencio acumula,

  porque no sé qué contestar:

  hay tantos muertos,

  y tanos malecones que el sol rojo partía,

  y tantas cabezas que golpean los buques,

  y tantas manos que han encerrado besos,

  y tantas cosas que quiero olvidar.

  THERE IS NO OBLIVION (SONATA)

  If you ask me where I have been

  I must say “It so happens.”

  I must speak of the ground darkened by the stones,

  of the river that enduring is destroyed:

  I know only the things that the birds lose,

  the sea left behind, or my sister weeping.

  Why so many regions, why does a day

  join a day? Why does a black night

  gather in the mouth? Why dead people?

  If you ask me where I come from, I have to converse with

  broken things,

  with utensils bitter to excess,

  with great beasts frequently rotted

  and with my anguished heart.

  Those that have crossed paths are not memories

  nor is the yellowish dove that sleeps in oblivion,

  they are tearful faces,

  fingers at the throat,

  and what falls down from the leaves:

  the darkness of a day gone by,

  of a day nourished with our sad blood.

  Here are violets, swallows,

  everything that pleases us and that appears

  in the sweet long-trained cards

  around which stroll time and sweetness.

  But let us not penetrate beyond those teeth,

  let us not bite the shells that silence gathers,

  because I do not know what to answer:

  there are so many dead,

  so many sea walls that the red sun split,

  and so many heads that beat against the ships,

  and so many hands that have cradled kisses,

  and so many things that I want to forget.

  JOSIE BLISS

  Color azul de exterminadas fotografías,

  color azul con pétalos y paseos al mar,

  nombre definitivo que cae en las semanas

  con un golpe de acero que las mata.

  Qué vestido, qué primavera cruza,

  qué mano sin cesar busca senos, cabezas?

  El evidente humo del tiempo cae en vano,

  en vano las estaciones,

  las despedidas donde cae el humo,

  los precipitados acontecimientos que esperan con espada:

  de pronto hay algo,

  como un confuso ataque de pieles rojas,

  el horizonte de la sangre tiembla, hay algo,

  algo sin duda agita los rosales.

  Color azul de párpados que la noche ha lamido,

  estrellas de cristal desquiciado, fragmentos

  de piel y enredaderas sollozantes,

  color que el río cava golpeándose en la arena,

  azul que ha preparado las grandes gotas.

  Tal vez sigo existiendo en una calle que el aire hace llorar

  con un determinado lamento lúgubre de tal manera

  que todas las mujeres visten de sordo azul:

  yo existo en ese día repartido,

  existo allí como una piedra pisada por un buey,

  como un testigo sin duda olvidado.

  Color azul de ala de pájaro de olvido,

  el mar completamente ha empapado las plumas,

  su ácido degradado, su ola de peso pálido

  persigue las cosas hacinadas en los rincones del alma,

  y en vano el humo golpea las puertas.

  Ahí están, ahí están

  los besos arrastrados por el polvo junto a un triste navío,

  ahí están las sonrisas desaparecidas, los trajes que una mano

  sacude llamando el alba:

  parece que la boca de la muerte no quiere morder rostros,

  dedos, palabras, ojos:

  ahí están otra vez como grandes peces que completan el cielo

  con su azul material vagamente invencible.

  JOSIE BLISS*

  Blue color of exterminated photographs,

  blue color with petals and walks to the sea,

  definitive name that falls upon the weeks

  with a steely blow that kills them.

  What dress, what spring crosses by,

  what hand endlessly seeks breasts, heads?

  The evident smoke of time falls in vain,

  in vain the seasons,

  the farewells where the smoke falls,

  the precipitous events that wait with a sword:

  suddenly there is something,

  like a confused attack of redskins,

  the blood’s horizon trembles, there is something,

  something is surely shaking the rosebushes.

  Blue color of eyelids licked by the night,

  stars of unhinged crystal, fragments

  of skin and sobbing vines,

  color that the river digs smashing on the sand,

  blue that has prepared the big drops.

  Perhaps I go on existing on a street that the air makes weep

  with a determined lugubrious lament so

  that all the women dress in dull blue:

  I exist in that distributed day,

  I exist there like a stone stepped on by an ox,

  like a witness without doubt forgotten.

  Blue color of the wing of a bird of oblivion,

  the sea has completely drenched the feathers,

  its degraded acid, its wave of pallid weight

  pursues things piled up in the corners of the soul,

  and smoke beats in vain against the doors.

  There they are, there they are,

  the kisses dragged through the dust next to a joyless warship,

  there are the vanished smiles, the suits that a hand

  shakes calling to the dawn:

  it seems that death’s mouth does not want to bite faces,

  fingers, words, eyes:

  there they are again like great fish that complete the sky

  with their vaguely invincible blue matter.

  * * *

  *The English name adopted by a Burmese who developed a passionate love for and jealousy of Neruda. He had to abandon her to save his life.—D.D.W.

  THIRD RESIDENCE 1935-45

  (Tercera residencia)

  I

  LA AHOGADA DEL CIELO

  Tejida mariposa, vestidura

  colgada de los árboles,

  ahogada en cielo, derivada

  entre rachas y lluvias, sola, sola, compacta,

  con ropa y cabellera hecha jirones

  y centros corroídos por el aire.

  Inmóvil, si resistes
/>
  la ronca aguja del invierno,

  el río de agua airada que te acosa. Celeste

  sombra, ramo de palomas

  roto de noche entre las flores muertas:

  yo me detengo y sufro

  cuando como un sonido lento y lleno de frío

  propagas tu arrebol golpeado por el agua.

  I

  THE DROWNED WOMAN OF THE SKY

  Woven butterfly, garment

  hung from the trees,

  drowned in sky, derived

  amid squalls and rains, alone, alone, compact,

  with clothes and tresses torn to shreds

  and centers corroded by the air.

  Motionless, if you withstand

  the raucous needle of winter,

  the river of angry water that harasses you. Celestial

  shadow, dove branch

  broken by night among the dead flowers:

  I stop and suffer

  when like a slow and cold-filled sound

  you spread your red glow beaten by the water.

  ALIANZA (SONATA)

  Ni el corazón cortado por un vidrio

  en un erial de espinas,

  ni las aguas atroces vistas en los rincones

  de ciertas casas, aguas como párpados y ojos,

  podrían sujetar tu cintura en mis manos

  cuando mi corazón levanta sus encinas

  hacia tu inquebrantable hilo de nieve.

  Nocturno azúcar, espíritu

  de las coronas,

  redimida

  sangre humana, tus besos

  me destierran,

  y un golpe de agua con restos del mar

  golpea los silencios que te esperan

  rodeando las gastadas sillas, gastando puertas.

  Noches con ejes claros,