— ¿Y qué quieres que haga? — preguntó llorando. — no puedo hacer otra cosa, lo único que quiero es tenerla conmigo otra vez…y eso ya es imposible. 

  La pelirroja se apartó de su cuerpo y lo miró a los ojos.

  — Tienes personas que te pueden ayudar, tus padres…tus hermanos, yo…

  — Pero yo no quiero que me ayuden, sólo quiero estar con Lisie de nuevo…

  — Pero ambos sabemos que eso no podrá ocurrir. ¿Cómo crees que debe sentirse ella?, verte aquí sufriendo…totalmente deprimido. Si la amaste de verdad, lucha por salir adelante…eso no significa que vayas a olvidarla. 

  — ¿Y qué tal si todos a tu alrededor comenzaran a creer que te estás volviendo loco?

  — ¿En qué sentido? — preguntó confusa.

  Gerard dudó en contestar, y no lo hizo. Entró de nuevo al cuarto y le hizo un gesto para que también entrara.

  Lindsey observó asombrada la cantidad de fotos que había en el piso y siguió con la mirada a su amigo, quien se sentó entre ellas. 

  — Dios santo — murmuró impactada. Todas eran fotos y más fotos de Lisa. 

  — Nos íbamos a casar — musitó Gee con la voz rota— te juro que no entiendo que fue lo que hice para que me la quitaran. 

  La joven, aún de pie, se acercó con cuidado de no pisar las fotos y se agachó junto a él. 

  — ¿Sabes lo que dicen? — le preguntó acariciando su cabello, Gee se había hecho un pequeño ovillo y lloraba como un niño pequeño con la cabeza enterrada en las piernas — dicen que el cuerpo muere, pero el alma continúa viviendo… Lisa no se ha ido, no para siempre. Porque mientras tú la mantengas viva, ella siempre estará contigo…pero sólo piensa en cómo estás tú. ¿Crees que para ella, que puede verte, es fácil marcharse viéndote así de destruido?

  — ¿Y qué sucede si yo no quiero dejarla ir? 

  — Debes hacerlo, de otro modo…el alma de Lisa, seguirá sufriendo de la misma manera a tu alrededor…no te gustaría hacerla sufrir, ¿o sí?

  Gerard levantó la mirada y observó los hermosos ojos azules viéndolo preocupados. Lindsey tenía razón, siempre la tenía. Habían sido amigos desde pequeños y después de su fallecida novia, seguramente era la chica que más lo conocía y sabía como tratarlo.

  — ¿Puedes comprender lo que te digo? — preguntó Lindsey. 

  — Eso creo…

  — ¿Y puedes intentar sonreírme? — inquirió ella divertida. 

  — No pidas milagros, por favor…

  — Bueno…pero no te preocupes, tengo pensado hacerte sonreír, cueste lo que me cueste. 

  — Suerte con eso — le dijo burlón. 

  — Hey, no volví después de dos años para verte deprimido y sin ganas de hacer nada. 

  — ¿Ah sí? — Preguntó — pues ya lo veremos. 

  — T e invito a tomar algo mañana. 

  — ¿Qué?

  — Que te invito a tomar algo, así recuperaremos tiempo y no te quedarás encerrado aquí en tu cueva. 

  — Lin…no sé lo que te haya dicho mi mamá, pero yo sé sus intenciones…

  — No te estoy pidiendo que te cases conmigo, tonto. Le estoy pidiendo a mi amigo que me acompañe a tomar algo. 

  — Bueno, entonces en ese caso…no puedo decirte que no— le contestó con una sonrisa. 

  — ¿Ves?, ya te hice sonreír — le dijo Lindsey riéndose — soy totalmente genial. 

  — Si, tal vez lo eres.

  Lindsey sonrió. 

  — Lisa se sentirá orgullosa de ti 

  — Eso espero. 

  — Lo hará, créeme. Bien, ya debo irme…te espero mañana, vendré a buscarte y más te vale que estés de ánimo. 

  — ¿Y si no?

  — Puedes asegurarte de que te sacaré de aquí a patadas. 

  — Auch, está bien tú ganas. 

  — Bien, entonces hasta mañana — dijo ella acercándose y dándole un beso en la mejilla. Luego se levantó y salió de la habitación. 

  Cuando estuvo solo nuevamente, Gerard se llevó la mano a la mejilla y se limpió rápidamente, observó las fotos de Lisa regadas por el piso y cogió una en sus manos. 

  — ¿Salir adelante, no? — Le habló a la imagen de su novia — no estoy seguro de poder intentarlo, amor. ¿Por qué sigo sintiendo que salir adelante es dejarte en el pasado?

  “- Tal vez porque crees que salir adelante y olvidarme es lo mismo-“

  Gerard se quedó helado al oír su voz en su mente, cerró los ojos y siguió hablándole: 

  — ¿No lo es?

  “- No, por supuesto que no….-“ 

  — ¿Y se supone que debería enamorarme otra vez?

  “- Eso sólo lo decidirás tú, yo no puedo influir en tu corazón, sólo estoy buscando lo mejor para ti-“ 

  — Tú eres lo mejor para mí, y lo sabes, angelito. 

  “- Eso es lo que soy ahora, Gee. Un ángel…tal vez es hora de buscar otro en la tierra…-“ 

  — ¿Hablas de Lindsey, cierto?

  Esta vez la voz de Lisa no contestó, Gerard insistió por otros segundos, pero nada sucedió y se quedó pensando un rato con la foto de su novia en sus manos y el pensamiento de que debía salir con Lindsey al siguiente día. ¿Habría enviado Lisa a Lin para ofrecerla como la vía de escapatoria a la soledad?, ya no sabía que pensar…Lindsey era hermosa, pero nunca podría llegar a sentir ni lo más mínimo de lo que sentía estando en los brazos de Lisa. Sin embargo... ¿valdría la pena darle otra oportunidad al amor?

  Luego de pasar una mala noche, Gerard pudo dormirse finalmente. Se sentía observado a cada momento, cada que tenía la intención de cerrar los ojos, algo lo obligaba a abrirlos nuevamente. Vigilaba inquietamente cada rincón de su habitación, atento a las sombras, atento a los sonidos, atento a la presencia de Lisa, que sabía que estaba escondida. Incapaz de conciliar el sueño, se...decidió por alcanzar el retrato de su ángel entre sus brazos y aferrarse a él, para al menos sentirla un poco más cerca, y finalmente, eso lo ayudó a dormirse. 

  La mañana siguiente, lo despertó un mensaje entrante en su móvil. Lo cogió y leyó con sorpresa que era de Lindsey. 

  “Paso por ti a las ocho, nos vemos esta noche. Y ya sabes que sucederá si no tienes ánimos

  Pd: Si te desperté, cumplí mi objetivo” 

  No le dio mucha importancia a aquel mensaje, así que sólo decidió ponerse en pie. Dejó el retrato de Lisa sobre el velador y se dirigió a la ducha. 

  — Buenos días, hijo — dijo Donna cuando Gerard bajó a desayunar.

  — Hola — contestó simplemente. 

  Las cosas entre ambos seguían tensas, había una extraña barrera que parecía inquebrantable. 

  — ¿Cómo te fue con Lindsey anoche? —preguntó su madre mientras le servía el desayuno. Eran los únicos en casa, puesto que sus demás hermanos habían salido con su padre. 

  — Normal…

  — ¿Normal? — Inquirió confusa — ¿eso es bueno o es malo?

  — Significa que es normal, mamá. Lin es sólo una amiga. 

  — Lindsey es muy bonita, Gee. Creo que lo has notado…

  — ¡Mamá! — Levantó la voz con molestia — ¿puedes dejar de insinuar cosas?...no voy a tener nada con ella, siempre le seré fiel a Lisie. — agregó con determinación. 

  — ¿Fiel? — Preguntó Donna aterrorizada — mi amor, no podrás seguir soltero para siempre…

  — ¿Ah no? — La desafió levantándose de la mesa — pues obsérvame hacerlo.

  Dicho esto volvió a su habitación, sin terminar de comer nuevamente. Sin embargo, antes de que llegara al segundo piso escuchó algo romperse y un estruendoso grito de su madre, desde el comedor. Gerard bajó las escaleras corriendo y fue al encuentro de Donna, quien observaba atónita los pedazos del florero de vidrio regados por la mesa. 

  — ¿Estás bien? — preguntó preocupado. 

  —El…el florero explotó de la nada — contestó su madre con nerviosismo. 

  — ¿Qué?

  — Que el florero explo
tó de la nada…

  — Dios santo…— musitó Gee, incapaz de creer que Lisa lo hubiera hecho. 

  — ¿Cómo es posible que un florero explote? — preguntó Donna, aún sin comprender nada. 

  — Tal vez…será por el calor acumulado dentro — inventó rápidamente — tú no lo ves, pero está ahí. 

  — Espero que sea sólo eso…— suspiró pesadamente — será mejor limpiar este desastre.

  Gerard sólo se limitó a asentir y correr hasta su habitación. Esperó unos momentos pacientemente, aguardando que Lisa se apareciera, pero no lo hizo…posiblemente porque era de día. Entonces, decidió acercarse a su retrato y hablarle como lo había hecho la noche anterior.

  — Angelito, sé que estás aquí…

  “- No estás cooperando…-“ 

  Escuchar su dulce voz en su mente lo hizo sentirse mejor; había descubierto una nueva forma de comunicarse con ella. 

  — ¿Por qué dices eso?

  “- ¿Por qué dices tú esas cosas?...-“

  — ¿A qué te refieres, a lo de Lindsey?

  “- Pareces no estar comprendiendo mi desesperación, Gee -“

  — ¿Desesperación?...¿qué te desespera?

  “- El saber que no me queda mucho tiempo aquí…y tú sigues rehusándote a dejarme…-“

  — ¿No te queda mucho tiempo?...no entiendo, ¿dónde te irás? — preguntó aterrorizado. 

  “- ¿Adónde más?...al cielo, Gee…-“

  — No puedes dejarme…— musitó él al borde de las lágrimas.

  “- Estoy aquí para cumplir mi última tarea antes de marcharme…-“

  — ¿Cual es...?

  “- Lograr tu felicidad…-“ 

  — Pero mi felicidad está con…

  “- Conmigo…lo sé. Pero yo ya no cuento como opción…-“

  — Para mí sí. 

  — “Eres hermoso, Gee. Eres quizás la persona más perfecta y buena de este mundo…y odio ver lo destruido que estás. Seguir adelante no es olvidarme…porque yo siempre estaré contigo, sólo necesito que sonrías y vuelvas a ser el mismo de antes, para que yo pueda seguir cuidándote desde lo más alto…-“

  — ¿Para eso enviaste a Lindsey, no es cierto?

  “- No me gustaría decir que te la envié…porque no tengo derecho a elegir con quien seguirás tu vida…-“

  — ¿Quieres que esté con ella, no?

  “- Por favor, eso decídelo tú…pero sólo recuerda, que tu felicidad para mí es lo más importante…-“

  — Y la tuya para mí también…

  Lisa no volvió a hablar, y él comprendió que se había acabado la conversación por el momento. 

  Sus palabras parecían rebotar una y otra vez en su mente, “tu felicidad para mi es lo más importante…” Ella quería asegurarle una vida feliz, y a cambio ¿qué le estaba dando él?, contradicciones, problemas y sobre todo incomprensión. Por fin el verdadero mensaje de lo que su novia quería explicarle parecía ser lógico. Sin embargo, aquello no era sencillo; tenía a Lindsey que había sido su amiga desde pequeños…y siempre la iba a ver de tal manera. ¿Cómo pensar en otra mujer cuando aún amaba a la razón de su vida?, sin duda sería difícil…pero tal vez la tranquilidad y la felicidad de Lisa dependía de ello. 

  Liberó una lágrima al darse cuenta en la situación que estaba, tendría que obligarse a amar a otra mujer sólo para que el alma de su ángel estuviera por fin en paz; no quería hacerlo, pero parecía la única manera de hacer a Lisa feliz, por última vez. 

  Cuando llegó la noche, Gee procuró arreglarse bien para su salida con Lindsey. No quería hacer nada de aquello, pero ahora no dependía de él, dependía del amor que sentía por Lisa, y por lo mucho que quería hacerla feliz. Sería su primera salida desde su muerte, al recordarlo lo invadía la tristeza como por arte de magia. Ellos solían salir a cenar, ver películas o dar largas caminatas por el parque de noche. Solía prestarle su abrigo cuando ella tenía frío, perseguirse mientras corrían por la acera, sujetar su mano y sentir que era suya al tocar el anillo que había en su dedo. 

  — Sólo lo hago por ti…— se dijo mientras se miraba en el espejo. 

  “- Pero no quiero que lo hagas por mí, Joe. Hazlo por ti…-“

  — ¿Por mí? — Preguntó atónito — yo no quiero hacer esto por mí, sino por ti, preciosa. 

  “- Pero si lo haces por mí, no será real…y estarás forzándote a ti mismo- “

  — Lo hago porque te amo, y tal como tú dijiste….tu felicidad es lo más importante para mí. 

  “- Yo también te amo…-“

  — Lo sé — dijo con una sonrisa al poder sentir la calidez de esas palabras — nadie puede reemplazarte amor, y no lo haré. Lo juro. 

  — ¿Con quién hablabas? — preguntó Lindsey entrando en la habitación. Joe se quedó helado, lo había escuchado hablar con Lisa.

  — ¿De qué hablas, Lin?, yo no hablaba con nadie...

  —Por supuesto que sí, le decías que la amabas. ¿Hablabas con tu novia por teléfono? — Preguntó decepcionada

  — Yo no tengo novia...— dijo rápidamente — bueno, si la tengo... —agregó inconscientemente pensado en su ángel —...pero, ya no está aquí.

  — ¿Hablas de Lisie, cierto?

  —Si — admitió tristemente.

  — ¿Y hablabas con Lisie? — preguntó asustada y confundida.

  — No. Ella está muerta ¿cómo podría hacer eso?

  Gerard sintió que le dolía el corazón por mentir y negarla de aquella manera, pero no fue capaz de decir algo más cuando la puerta que había estado abierta todo ese tiempo se cerró con un estruendoso golpe.

  — ¿Qué diablos fue eso? — preguntó la pelirroja haciéndose hacia atrás. Observó a Gee y trató de buscar respuestas, pero sólo encontró en sus ojos otra expresión de confusión. 

  — Debe ser…una corriente de aire. — inventó rápidamente. 

  — ¿Corriente de aire? — Preguntó poco convencida— ¿Cómo es posible si no hay corrientes de aire aquí?

  ... — A veces pasa, créeme. 

  — Bueno, supongo que eso debe ser…

  — ¿Nos vamos? — inquirió ansioso por salir de la habitación antes de que más cosas siguieran sucediendo. 

  — Si…vámonos.

  Lindsey se apresuró en salir, se acercó a la puerta con miedo y jaló para darse cuenta de que todo estaba perfectamente normal. Observó a Gee, y él le hizo ademán de avanzar, luego ambos salieron de la habitación y Gerard cerró a sus espaldas, con mucho pesar. 

  — La puerta de tu habitación me dejo temblando — confesó Lindsey cuando se alejaban caminando por la calle. 

  — No es la primera vez que me pasa, las corrientes de aire en mi habitación llegan desde los lugares más extraños. 

  — Aún no me dices con quien hablabas…

  — Te parecería estúpido. 

  — No es cierto, nunca pensaría que eres estúpido…

  — Hablaba con Lisie…tengo la costumbre de hablarle a su retrato, es como sentirla cerca. 

  — Eso es muy tierno…

  — ¿En serio? — inquirió sorprendido de que aquello no la hubiera asustado. 

  — Por supuesto, Lisie debió ser una chica con suerte al tenerte a ti.

  Gerard se limitó a sonreír. 

  — Si no te molesta… ¿puedes contarme que pasó?

  Él cambió su expresión a una seria de inmediato, no le gustaba recordar nada de ese día. Pero tal vez podía hacer el esfuerzo de contárselo a ella. 

  — Accidente de tránsito, fue una noche que había venido a mi casa. Cuando se fue, me dije que debería acompañarla, pero ella insistió en irse sola, horas después me llamó su mamá para decirme que había muerto. Un maldito hijo de puta que venía a toda velocidad no se detuvo en el paso de cebra; y ella no alcanzo a divisarlo…

  — ¿Lo atraparon?

  — Sí, costó dar con él…porque se dio a la fuga, no fue capaz de ayudarla y la dejo morir ahí mismo, te juro que me odio tanto desde esa noche, Lin. Yo
debí acompañarla, era mi responsabilidad. 

  — No digas eso…fue culpa del imbécil que iba manejando. 

  — Aun así yo debí haber ido con ella, tal vez si lo hubiera hecho aún estaría aquí, y tendría que hacer esto…

  — ¿Hacer esto? — Inquirió Lindsey confusa — ¿te refieres a salir conmigo?... ¿qué tiene que ver?

  — Olvídalo, son tonterías mías. 

  — Siento como si me estuvieras ocultando algo…

  — Es algo muy privado, Lindsey — le dijo con aspereza — no puedo decirlo…

  — Oh, claro…— respondió rápidamente — no importa, entiendo…

  — Gracias…

  — ¡Como sea! — cambió el tema riendo — a que no me alcanzas…

  — ¿Qué? 

  Antes de que Gerard pudiera preguntar más, se echó a correr y como por arte de magia él salió tras ella. Lindsey corría por la acera riéndose y aceleraba más el paso cuando sentía que iba a alcanzarla. Aquello le recordó a Gerard lo que solía hacer con Lisa cuando aún estaba viva, y debía admitir que lo hacía sentir como nuevo…era como volver a una de las partes más hermosas de su vida, junto a la segunda chica más importante en su vida. Finalmente Lindsey se detuvo después de correr por varios metros con la respiración entrecortada por el esfuerzo, Gee la alcanzó y ambos se echaron a reír al mismo tiempo…

  — Eso fue divertido — dijo Lindsey calmándose — fue como volver a la infancia. 

  — Lo sé — replicó él con una sonrisa. 

  Por un momento, todo pareció borrarse del mundo. La observó fijamente al profundo color de sus ojos y se quedó viéndolos hasta que un inesperado impulso le hizo querer acercarse más a ella. Lindsey se quedó inmóvil mientras lo observaba inclinarse sobre ella levemente, pero se alejó con rapidez tratando de cambiar el tema. 

 
Johanna Doval's Novels